JESUS y EL ESPIRITU

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Jesús y el Espíritu
riencia de Pablo a las afueras de Damasco puede caracterizarse
simplemente como una «visión» ioptasia, Hch 26, 19), similar, al
parecer, a las visiones de las que el mismo Pablo habla en 2 Co
12, 1 Y que Lucas describe en otros lugares de los Hechos (18,
9; 22, 17; 23, 11; d. Clem. Hom. XVIII, 19). Pablo, presumiblemente,
no puede ser calificado como un apóstol en sentido
pleno, sólo en sentido limitado de «delegado», o «misionero»
iHcb 14,4. 14); un uso con el que Pablo se ha hecho también
familiar (2 Co 8, 23; Flp 2, 25) 10. La cuestión es evidente:
¿fue la experiencia de la conversión de Pablo una manifestación
de la resurrección? ¿Fue diferente de sus experiencias subsiguientes
del Espíritu o de sus otras visiones extátkas?
Esta cuestión ha sido planteada también y con más agudeza
en un estudio reciente de J. Lindblom. El señala que los relatos
de los Hechos sobre la conversión de Pablo tienen todos las
señales de una «visión extática»: el fenómeno de luz y sonido,
el estado subsiguiente de Shock, y la rapidez y 10 inesperado del
acontencimiento. Su carácter visionario es de la misma clase que
las otras visiones mencionadas en los Hechos (especialmente 7,
55 s.; 10, 9 ss.), incluyendo las otras visiones de Cristo experimentadas
por Pablo (22, 7 s., e implicadas en 26, 16). Y la descripción
de Pablo de su experiencia en términos de revelación
(Ga 1, 22. 16) y de visión (1 Co 9, 1; 15, 8; 2 Co 2, 6) es
compaginable con este punto de vista. La única diferencia, según
sugiere Lindblom entre la experiencia de conversión de Pablo y
las visiones extáticas de 2 Co 5, 13; 12, 1, está en la determinación
de lo primero (Beweiskraft); 10 segundo no tiene la misma
convicción y seguridad (referente a Jesús y a su propia misión),
como la experiencia de Damasco.
«El significado de la manifestación de Damasco se apunta
en el hecho que fue la primera y fundamental en la vida del
apóstol. En eso está también su Beioeiskrajt para los lectores de
Corinto» 11. ¿Fue la experiencia de la conversión de Pablo al?,o
10. Véase, por ejemplo, M. GOGUEL, Tbe Primitioe Cburcb, ET Allen
& Unwin 1964, 98-115; H. CONZELMANN, Theology 01 Luke 216, nota 1;
E. HAENCHEN, Tbe Acts 01 tbe Apostles, KEK, ET Blackwell 1971, 114 s.;
GOPPELT, Apostolic Times 1Sí; M. M. BoURKE, Reilection» on Church
Order in tbe New Testament, CBQ 30 (1968) 496 ss.; C. K. Barret, New
Testament Essays, SPCK 1972, 78-82; R. H. FULLER, Resurrection 45 s,
11. ]. LINDBLOM, Gesicbte 41-58. 105-11 (cita de la p. 111, nota 45).
Es sumamente improbable que 2 Co 12, 1-10 represente la descripci6n
propia de Pablo de la experiencia que tuvo camino de Damasco (d. H.