JESUS y EL ESPIRITU

El cuerpo de Cristo 423
cuando piensa en todos los cnstianos. En sus cartas anteriores
«la Iglesia» casi siempre significa todos los cristianos que viven
o se reúnen en un mismo lugar 17. A ello se debe que normalmente
utilice el plural -«las Iglesias» en Judea, Galacia-,
Asaia, etc. (Rm 16, 16; 1 Co 7, 17; 16, 1. 19; 2 Co 8, 18 s.
23 s., etc.). Así que no se puede uno plantear la cuestión de si
aplicar también la metáfora de 1 Co 12, 148S., como si los
corintios fueran sólo una parte (una pierna o un brazo) de la
Iglesia más amplia (el cuerpo universal de Cristo). Puesto que
es indudable que los vv. 15 ss. 21 ss. se dirigen contra los complejos
tanto de inferioridad como de superioridad creados por la
facción gnostizante de Corinto 18, también está claro que todo
el desarrollo de la metáfora se aplica a la situación corintia como
tal, o sea, a la comunidad corintia como tal es a la que Pablo
llama «cuerpo de Cristo». No debemos acentuarlo demasiado,
como si Pablo solamente pensara en términos de comunidades
cristianas aisladas e independientes 19. Pero lo qUe sí quiero decir
17. W. F. ARNDT-F. W. GINGRICH, Ekklésía; F. J. A. HORT, Ecclesia,
16 ss. 164. 168; L. CERFAUX, Cburcb, 192 ss.; J. HAINZ, 229-39. 250-55.
Adviértase también el empleo del término ekkMsía referido a los grupos:
iglesias domésticas de los distintos sitios: Rm 16, 5; 1 Ca 16, 19; Col
4, 15; Plp, 1 Ca 12, 28 es considerado frecuentemente como una excepción
(A. RICHARD SON, Tbeology, 287: «San Pablo no Puede estar diciendo
que Dios ha 'puesto' apóstoles en la comunidad local»); pero véase J.
HAINZ, 252 ss. y aquí § 47, 2.
18. J. WEISS, 1 Kor 304; H. CONZELMANN, 1 Kol' 250.
19. Adviértase que entre comunidades existía mucho ir y venir, mucha
comunicación (d. Rm 16; 1 Ca 16, 17; Col 4, 9-16; Y véase K. KER­
TELGE, Gemeinde, 76). Nótense también las imégenes complementarias
del Jesús resucitado en cuanto segundo y último Adán, y la de los cristianos
que, unidos, constituyen el pueblo escatológico de Dios (véase en
especial N. A. DAHL, Volk, 212 ss. 223 ss.; E. SCHWEIZER, Church Order,
§ 7). Pero cuando nosotros juntamos todos estos modos de hablar (cuerpo,
Adán, Israe1), lo que resulta es la dependencia mutua, pero inmediata,
de cada comunidad directamente del Señor resucitado y no de Jerusalén.
A pesar de las semejanzas con el impuesto judío "ara el templo, la
colecta «en favor de los pobres de entre los santos de Jerusalén» tRm
15. 25 s.) no significa la subordinación y dependencia de las iglesias paulinas
respecto de Jerusalén, sino sencillamente la preocupación común a
los cristianos respecto de los otros (d. Rm 12, 8; 1 Ca 12, 25 s.), también
significa, en este caso particular, la gratitud de las lluevas iglesias por
las bendiciones espirituales que les venían a través del judaísmo y de
Jerusalén (Rm 15, 27); d. K. F. NICKLE, Tbe Colleetion. SCM Press
1966, cap. 3; J. HAINZ, 232-36. 239-50. Como veremos luego, 442 s., en
2 Ca 10·13, Pablo muestra su actitud respecto de Jerusalén que intentaba
imponer su primacía y autoridad sobre las iglesias de la misión helenística.