JESUS y EL ESPIRITU

98 Jesús y el Espíritu
Q era una cosa, e interpretar una profecía pronunciada en una
asamblea cristiana antigua del mismo modo era otra cosa. Que
tal palabra pudo haber sido pronunciada en el trance de la inspiración
es, por supuesto, completamente posible (d. 1 Co 12, 3).
Que fuera aceptada por la comunidad primitiva y se convirtiera
en una parte estimada de la tradición de Jesús es muy improbable.
¿O asumimos que MilO, 32 s.; Lc 12, 8 s. y 1 Co 12, 3
fueron directamente contra la primitiva comunidad judeo-cristiana?
En particular, Mateo sería difícilmente probable que incorporara
semejante logion (cf. MI 7, 22 s.), si no fuera un dicho
firmemente arraigado en la tradición de las palabras pronunciadas
por Jesús durante su ministerio, más bien que un oráculo
discutible del Señor glorificado, exigido por un profeta entusiasta
56.
Por encima de todo, procurando conseguir un juicio propio
del sentido de la inspiración profética entre las antiguas iglesias
cristianas, no deberíamos olvidar que el primero en experimentar
y exigir esta inspiración en tal medida fue el mismo Jesús. Hemos
visto ya esto en el caso de los exorcismos (MI 12, 28; Le
11, 20; d. § 8, 3), Y se aclarará más todavía según vayamos
avanzando (cf. § 9). Jesús tiene más derecho a ser considerado
como un profeta escatológico debido a su conocimiento poderoso
de la inspiración propia de la plenitud de los tiempos, que cualquiera
de los desconocidos profetas de las primitivas iglesias palestinianas.
Personalmente solo puedo concluir que el origen más probable
del dicho en su forma aramea más ambigua es la controversia
suscitada dentro del ministerio histórico de Jesús por sus
exorcismos 57. La postura de Marcos es indiscutiblemente apropiada,
mientras que la de Lucas difícilmente puede ser propuesta
como original 58. El contexto del logion y el razonamiento lógico
de Jesús es en sí mismo explicación suficiente de cómo el dicho
pudo ser interpretado de dos formas diversas. Yo sugeriría que
la escena real más aceptable sea tal como sigue. El número y va-
56. D. A. FROVIG 182: «Una afirmación como la de MI 12, 32 ==
Le 12, 10 sólo resulta inteligible realmente en cuanto palabra de Jesús
mismo».
57. BORNKAMM, en BORNKAMM-BARTH-HELD, 34. Un claro eco de esta
controversia es lo que el Talmud dice de Jesús: «practicaba la magia
y sedujo al pueblo» (Sant 43 a). Véanse, además, J. KLAUSHER 18-47;
H. VAN DER Loas 156-75.
58. TODT 118 s.