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JESUS y EL ESPIRITU

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El Espíritu de Jesús<br />

ción del cuerpo. Conversión no significa tanto un morir de una<br />

vez para siempre llegando a la vida, sino más bien el adentrarse<br />

en la experiencia de muerte y vida por parte del creyente, experiencia<br />

de la muerte de Cristo tanto como de su vida. Esta es la<br />

razón por la que en las cartas a los romanos, a los gálatas y a<br />

los colosenses Pablo pone a continuación de estas afirmaciones<br />

atrevidas sobre la conversión unas exhortaciones que a primera<br />

vista se oponen a ellas. Por ejemplo, Rm 6, 11 no significa:<br />

«Imaginaos que estáis muertos al pecado, pensad que ya no podéis<br />

pecar», sino que quiere decir más bien: Reconoced que la muerte<br />

está actuando en vosotros y la vida también y escoged la muerte<br />

y vida del Espíritu y no la vida y muerte de la carne (cí. Ca 5,<br />

16 ss.; Col 3, 5 ss.) 167.<br />

En segundo lugar, en Rm 6, 4 Y en Col 2, 12 el morir inicial<br />

con Cristo se relaciona con el bautismo. Pero el mayor desarrollo<br />

del tema del sufrimiento y muerte con Cristo analizado antes no<br />

depende de la metáfora y acontecimiento del bautismo 168. Así que<br />

sería una equivocación el tratar de aclarar la experiencia de Pablo<br />

volviendo una y otra vez a su bautismo. Esa experiencia era<br />

demasiado contemporánea, demasiado anclada estaba en la vida<br />

de cada día como para permitir esa explicación. Por otra parte,<br />

no nos atrevemos a ignorar un punto que esa interpretación está<br />

tratando de afianzar, o sea, que esa experiencia de la muerte con<br />

Cristo tiene una dimensión comunitaria 169. Así como la manifestación<br />

de la gracia de Cristo sólo se puede manifestar en plenitud<br />

ahora en la comunidad carismática (cap. VIII), así también hay<br />

que afirmar que la manifestación de la muerte y vida de Cristo sólo<br />

167. El estudio de Tannehill consigue un mejor equilibrio que la<br />

mayoría en lo referente a los diferentes tiempos (pasado y presente)<br />

relacionados con el morir y resucitar con Cristo en la teología paulina,<br />

168. Cf., por ejemplo, A. DEISSMANN, Paul, 145; F. BÜCHS<strong>EL</strong>, Geist,<br />

296 s.; ]. SCHNEIDER, Passionsmystik, 33 s.; ]. D. G. DuNN, Baptism,<br />

139-42. La continua referencia al bautismo tal y como acontece en A.<br />

WIICENHAUSER, MysticistTl, cap. 3 y B. A. AHERN, CBQ 22 (1960) 1-32,<br />

presupone una teología de la gracia tan peculiar y (hasta) exclusivamente<br />

sacramental como es difícil encontrarla en lo que Pablo habla sobre la<br />

gracia (véase antes S 43, 8) o en lo que dice sobre el sufrimiento y la.<br />

muerte.<br />

169. Cf. M. BOUTTIER, Paul, 27 s. Pero, de hecho, la fórmula «con<br />

Cristo», tan estrechamente vinculada al tema sufrimiento-muerte, no conlleva<br />

las mismas implicaciones comunitarias que tiene la fórmula «en<br />

Cristo»; E. BEST, Body, 59: «'Con Cristo' ... resalta la relación de cada<br />

creyente con Cristo y no tanto la de cada uno con los demás».

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