JESUS y EL ESPIRITU

El cuerpo de Cristo 419
45.1. El Espíritu, como experiencia compartida. No es difícil
demostrar que en Pablo Espíritu representa no s610 un concepto
de experiencia (cf. § 37, 1), sino que indica incluso una experiencia
compartida. Raras veces habla Pablo del Espíritu en términos
individuales (1 Co 7, 40 Y quizás 14, 14). Lo normal es
que emplee vocablos tales como «nosotros» o «vosotros» (Rm
5,5; 7, 6; 8, 9. 11. 15. 23. 26, etc.) y casi en todos los casos
está remitiendo a una experiencia compartida. No tenía por qué
extenderse en estas referencias al Espíritu (enigmáticas para
nosotros, con frecuencia). Sus conversos sabían por propia experiencia
de lo que estaba hablando, fuera de la experiencia de un
amor rebosante (Rm 5, 5), del guía (Rm 7, 6) o del clamor de
«abba, papá» (Rm 8, 15) o de cualquier otra cosa. Por muy
diversas que las cosas fueran, siempre había un denominador
común en la experiencia que tenían del Espíritu en los comienzos
mismos de su conversión, como les recuerda Pablo a sus conversos
(por ej., 2 Co 1, 21 s.; 4, 6; Ga 3, 2 ss.). Tanto es así
que la experiencia común del Espíritu podría considerarse como
lo único necesario y suficiente en la definición que Pablo da
sobre la pertenencia a Cristo (Rm 8, 9) 3.
La sentencia que mejor expresa la dimensión comunitaria de
la experiencia del Espíritu y su importancia para las primitivas
iglesias paulinas es hé koinánía toú hagíou pneúmatos (2 Co 13,
13-14; Flp 2, 1). Con frecuencia esto se interpreta en el sentido
de «la comunión creada por el Espíritu Santo», cuando su significación
real es «participación en el Espíritu Santo» 4, indicando
exactamente la experiencia compartida de 10 que se tiene
en común (la experiencia de la gracia que está en el fondo de
todas sus diversas manifestaciones). En 2 Co 13, 13-14 la tercera
sentencia de esa terna indica la realización concreta en la
experiencia de la gracia manifestada en Jesús y del amor debido
a Dios. Lo que Pablo pide es, en definitiva, que la experiencia
del amor y de la gracia divinos, lazo común entre los creyentes,
puedan gozarlo todos sus lectores. En Flp 2, 1 el contexto experiencial
de la sentencia está aún más acentuado. En una serie
3. Para un análisis más detallado de estos textos véase J. D. G. DUNN,
Baptism.
4. Véase J. Y. CAMPBELL, Koinónia and its Cognates in the New Testament,
JBL 51 (1932), reimpreso en Three New Testament Studies,
Leiden 1965, 1-28. 25 ss.; F. HAUCK, TDNT 3, 807; C. K. BARRETT, JI
Cor 344 s.