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JESUS y EL ESPIRITU

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344 Jesús y el Espíritu<br />

cielo (primero y segundo cielo) 79; pero ciertamente debemos admitir<br />

que al menos vio algo de lo que la tradición judía había<br />

llegado a considerar como habitantes y mobiliario del cielo (los<br />

ángeles, las virtudes, el «Señor» en su trono, etc ... ; d. Hch 7,<br />

56; Ap 4, 1 ss.) 80. En todo caso, este modo de pérdida de la<br />

conciencia normal es una señal indiscutible de éxtasis. Semejantes<br />

experiencias «fuera del cuerpo» son bien conocidas dentro de la<br />

tradición mística y del shamanismo 81.<br />

b) «La objetividad del yo» (Lindblom). El uso de la tercera<br />

persona (Yo conozco un hombre en Cristo, verso 2) pudiera ser<br />

simplemente algo estilístico 82, Y puede explicarse, en parte, por<br />

el deseo de Pablo de dar poca importancia personal a tales experiencias<br />

83. Sin embargo, considerada simultáneamente con la ambigüedad<br />

de su relación corporal con las experiencias, denota<br />

probablemente, al menos parcialmente, esa curiosa ambivalencia<br />

de la conciencia extática, según la cual la experiencia es de algún<br />

modo objetiva, pues él pudo, por decirlo así, observarse a sí<br />

mismo al recibir la experiencia, y puede preguntarse a sí mismo:<br />

¿Soy yo realmente quien está viendo y oyendo estas realidades?<br />

79. Cf. H. WINDISCH, 2 Kor 377.<br />

80. Véase, además, BILLERBECK 3, 533 s.; 4·2, 1130·65; W. BOUSSET­<br />

GRESSMANN 282-85; BIETENHARD, Himmliscbe Welt. Como era de esperar,<br />

el contenido de la visión estaría condicionado en gran medida por<br />

los presupuestos de Pablo en relación con el paraíso, lo que no quiere<br />

decir necesariamente que la visión no fuera sino una mera proyección<br />

de sus fantasías o creencias. No hay duda de que Pablo la consideró<br />

como una «revelación», más aún, como algo «inexpresable». Respecto de<br />

los ciernentos corrientes en visiones en la historia de las religiones, véase<br />

especialmente E. BENZ, Yision, cap. 5.<br />

81. Véase E. UNDERHILL, Mysticism, especialmente la visión de Suso<br />

descrita en p. 187; ]. LINDBLOM, Gesichte 44, nota 17; E. BENZ, Vision<br />

267·77; C. WILSON, Occult 542·47; y, en especial, C. GREEN, Out-oi-tbe­<br />

Body Experiences, Hamilton 1968; M. <strong>EL</strong>IADE, Sbamanism. Archaic Tecbniques<br />

01 Ecstasy, Princeton 1970, 4 s.: «El shaman se especializa en un<br />

trance durante el cual su alma según se cree abandona el cuerpo y sube<br />

al cielo o baja al mundo de los muertos».<br />

82. H. WINDlSCH, 2 Kor 369 s., aunque se muestra de acuerdo con<br />

que «la doble conciencia del pneumático y del poseso puede jugar un<br />

papel secundario». En modo alguno puede dudarse de que Pablo esté<br />

hablando de su propia experiencia, como se ve claramente por el v. 7,<br />

y como casi todos los comentaristas aceptan.<br />

83. Cf. W. SCHMITHALS, Gnosticism 212 s.; D. LÜHRMANN, Offenbarung<br />

58.

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