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JESUS y EL ESPIRITU

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284 Jesús y el Espíritu<br />

26, 19); incluso, explícitamente, el receptor está en trance (ékstasis,<br />

10, 10; 11, 5; 22, 17; d. pp. 286 s.), Con todo, por otra<br />

parte, parece existir alguna diferencia evidente entre profeta y<br />

profetizar dentro del material de los Hechos, y las expresiones<br />

de los diversos profetas mencionadas por Lucas son claramente<br />

discurso racional. En consecuencia, podemos aceptar que tanto la<br />

profecía extática como la carismática se manifestaban más en las<br />

primitivas comunidades cristianas, y debemos tener cuidado tanto<br />

de no simplificar demasiado el cuadro, como de aceptar que desde<br />

el principio una era considerada más importante que la otra.<br />

Pablo ciertamente tiene puntos de vista concretos sobre el tema<br />

(d. § 41,2.7); pero el papel y la importancia de la inspiración<br />

extática en las Iglesias y misión primitivas no deberían ser ignorados,<br />

ni tampoco infravalorados. Después de todo, muchos de<br />

los profetas clásicos tuvieron experiencias visionarias 85; así tal<br />

vez sucedió a Jesús (cf. § 15), Y así aconteció ciertamente al mismo<br />

Pablo (2 Ca 12, 1 ss.].<br />

El problema para nosotros a esta distancia temporal es que<br />

la narración de Lucas no nos capacita para clarificar temas como<br />

éstos; cuál era la relación entre el profetizar de modo ocasional<br />

y los profetas más permanentes, entre la glosolalia y la profecía,<br />

y hasta qué punto la profecía cristiana primitiva fue extática y<br />

en qué medida fue carismática. No hay duda que la obscuridad<br />

de la narración refleja una ausencia de pensamiento claro sobre<br />

tales temas en las comunidades primitivas 86; y es completamente<br />

posible que Lucas decidiera tolerar que su relato expresara falta<br />

de claridad más bien que convertirlo en un instrumento dialéctico<br />

para resolver todas las cuestiones de interés y de discusión propias<br />

de las Iglesias de su tiempo. Con todo, hubiera sido bueno<br />

poseer más información sobre cómo las comunidades primitivas<br />

se enfrentaron con problemas que debieron preocuparlos desde<br />

muy pronto. En particular, el problema de la falsa profecía, y<br />

cómo discernir si la profecía era de Dios o no, pronto debió<br />

reclamar su atención. Después de todo, fue un problema que<br />

los profetas del Antiguo Testamento habían planteado durante<br />

siglos sin haberlo resuelto satisfactoriamente 87. Y ciertamente<br />

85. LINDBLOM, Propbecv 122-37.<br />

86. Cf. H. A. GUY, New Tcstament Propbecy: its Origin and Signi­<br />

[icance, Epworth 1947, 91.<br />

87. Véase A. OEPKE, TDNT 3, 575; J. L. CRENSHAW, Propbetie<br />

Conllict, Berlín 1971.

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