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JESUS y EL ESPIRITU

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508 ] esús y el Espíritu<br />

corazón 61. Si el «yo» se toma como típico, entonces Pablo, con<br />

toda probabilidad, 10 emplea de ese modo, porque sabe que su<br />

experiencia es típica y no, indudablemente, porque se refiera a<br />

la experiencia de todo hombre menos a la suya propia.<br />

3) Si el pasaje expresa la experiencia propia de Pablo, ésta<br />

no puede ser su experiencia precristiana. En los textos en que<br />

habla explícitamente de su «vida anterior», no se encuentra rastro<br />

de esa angustia y frustración, sino muy al contrario (Ca 1, 13 s.:<br />

Flp 3, 4-6). Pero en Rm 7 escuchamos a un hombre que se encuentra<br />

en conflicto consigo mismo; un hombre, realmente, sumergido<br />

en los dolores del mismo conflicto que hemos descrito<br />

antes (pp. 504 s.). No hay duda de que Pablo echa mano de un<br />

vocabulario muy fuerte (7, 14 «vendido bajo el pecado»; 7,23<br />

«cautivo en manos de la ley del pecado»); pero lo que con ello<br />

se manifiesta es la conciencia de Pablo respecto de la paradoja en<br />

que actualmente se encuentra el creyente, la conciencia de su<br />

carnalidad, de su pertenencia al mundo como carne, precisamente<br />

como creyente. Se trata de la conciencia que le arranca del pecho<br />

el grito de 7, 24: «i Desdichado de mí! ¿Quién me librará de<br />

este cuerpo de muerte?», un grito que no es tanto de desesperación<br />

cuanto de frustración; la frustración de uno que tiene que<br />

intentar seguir la guía del Espíritu mientras se halla todavía en<br />

la carne; la angustia de intentar manifestar la vida del Espíritu<br />

a través del cuerpo de muerte; el ansia de la vida del Espíritu,<br />

ansia de tener un cuerpo espiritual como su concreción y medios<br />

de expresión (d. Rm 8, 22-23; 2 Ca 5,4). En una palabra: no<br />

se trata del grito del que todavía no es creyente y ansía la libertad<br />

del cristiano, sino que es el grito del que es creyente ya y ansía<br />

la plena libertad en Cristo. El lenguaje de Rm 7, 14 ss. es, sin<br />

duda, fuerte, pero no mucho más de lo que lo es el utilizado<br />

en Ca 5, 17 (d. p. 505).<br />

4) Los pasajes que con más claridad expresan el pensamiento<br />

de Pablo en todo ese apartado son 7, 25b y 8, 10; 7, 25b. «Este<br />

es el pasaje más elocuente de todos. Date cuenta de que uno y<br />

el mismo hombre es el que sirve tanto a la ley de Dios como a<br />

la del pecado, y que es justo y, al mismo tiempo, peca» (Lutero<br />

sobre 7, 25). La importancia de 7, 25b es que viene después de<br />

61. C. H. DODD, Romans, 106 S.; contra W. G. KÜMM<strong>EL</strong>, Riimer 7,<br />

pp. 118·32; E. STAUFFER, TDNT 2, 358 SS.; G. BORNKAMM, Sin, Law and<br />

Deatb, en Early Christian Experience, 92 ss.

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