11.04.2013 Views

JESUS y EL ESPIRITU

JESUS y EL ESPIRITU

JESUS y EL ESPIRITU

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

572 Jesús y el Espíritu<br />

en este punto la idea que Pablo tiene de lo que es una comunidad<br />

carismática se refuerza pero también se cambia. Lo que se gana<br />

insistiendo en la inmediatez y la vitalidad de la relación espiritual<br />

que la persona tiene con Dios, gracias a la inspiración directa del<br />

otro Paráclito, se recorta con la pérdida de la interdependencia<br />

comunitaria tan fundamental para Pablo. Una de las apasionantes<br />

cuestiones que jamás podremos contestar es la de si la ganancia<br />

supera a la pérdida o viceversa.<br />

58.4. En lo referente a la experiencia religiosa la diferencia<br />

más sorprendente entre Juan y Pablo es la virtual desaparición<br />

de la tensión escatológica, que constituía un rasgo clave del concepto<br />

que Pablo tenía de la experiencia religiosa. Es cierto que<br />

continúa presente la antítesis entre Espíritu y carne, vida y muerte;<br />

pero lo que de ello se piensa en textos como Rm 7, 25 s.;<br />

8, 10 Y todo el tema sobre el poder-en-debilidad, apenas si se<br />

alude en unos pocos textos: Jn 11, 25; 12, 24; 1 Jn 1, 8-2, 2;<br />

3, 20; 5, 16 s. Se expresan, por el contrario, con mucha más<br />

fuerza las anítesis, como la clara y radical alternativa del o-esto-oaquello<br />

con que hay que enfrentarse a la hora de tomar una decisión<br />

existencial. No hay medias tintas, no es posible el esto-yaquello,<br />

tiene que ser o el Espíritu o la carne, o la verdad o la<br />

falsedad, o la luz o las tinieblas, o la vida o la muerte, hay que<br />

ser o de Dios o del mundo (por ejemplo, In 3, 6. 19 ss.; 5, 24;<br />

8, 12; 12, 35. 46; 15, 18 s.: 1 In 2, 4. 8-11; 3, 14; 4, 5 s.),<br />

La línea divisoria no atraviesa por en medio del creyente o de<br />

la comunidad de creyentes, sino que separa neta e inconfundiblemente<br />

a los creyentes de los que no lo son. El creyente ya no es<br />

de la carne, sino del Espíritu Un 3, 6); ha pasado ya de la muerte<br />

a la vida (5, 24), ya no es del mundo sino de Dios (]n 15,<br />

18 s.: 1 In 4, 5 s.).<br />

Por tanto, se llega inevitablemente a una especie de perfeccionismo:<br />

«Todo el que permanece en él no peca... Quien ha<br />

nacido de Dios no comete pecado..., no puede pecar, ya que ha<br />

nacido de Dios» (1 Jn 3, 6-9; 5, 18; d. también 2, 5. 14; 4,<br />

12-18) 53. Y la apostasía de algunos de la comunidad no lleva a<br />

53. Sobre el problema de «el cristiano y el pecado» en 1 [n véase<br />

R. SCIINACKENBURG, Die [obannesbrieie, Herder 1963, 281-88. NAUCK,<br />

Tradition, 107 ss. 119 ss., mantiene que la misma situaci6n básica de conflicto<br />

con que se enfrenta el creyente en el mundo (d. antes S 53, 3)<br />

es la que se encuentra en 1 JI1, pero pasa por alto el argumento en con.<br />

tra, no mencionando ni una sola vez 3, 9.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!