JESUS y EL ESPIRITU

160 Jesús y el Espíritu
su relación con el Padre, como hijo, y con el Espíritu de Dios
en él 125.
16.7. El otro aspecto de este tema es la cuestión de la continuidad-discontinuidad
entre Jesús y la Iglesia primitiva. El
problema es, como hemos advertido, anteriormente (§ 11) que
cuanto mayor es la continuidad menos importancia debemos dar
a la conciencia de Jesús de lo distintivo y peculiar de su experiencia
de Dios. No podemos responder a la cuestión hasta que
hayamos examinado la experiencia espiritual de los cristianos
primitivos. Pero debemos advertir que un grado considerable de
continuidad ya se ha manifestado: así como Jesús se dirigía a
Dios como «Abba», así también El animó a sus discípulos a hablar
con Dios del mismo modo; así como su Padre dispuso un
reino para él, así también él 10 dispuso para sus discípulos (Le
22, 29) (así como él conoció a Dios a un nivel íntimo, así tamo
bién consideró como misión suya el llevar a otros al mismo conocimiento,
¿Mt 11, 27?). Además, como veremos a su debido tiempo,
así como él fue carismático, así también lo fueron muchos,
sino todos los creyentes más primitivos (d. cap. VII); así como
el ministerio de Jesús se caracterizó por la tensión ya -pero
todavía no, particularmente en su experiencia del Espíritu, así
también la teología de Pablo se caracteriza de la misma manera
(cí. § 53); así como existió un equilibrio en el ministerio de
Jesús entre lo ético y lo carismático, así también existió en Pablo
(d. §§ 49,2; 54,55). Como es preciso avanzar, queremos,
en consecuencia, plantear esta cuestión: la experiencia de Jesús
acerca de Dios, ¿fue el prototipo de la experiencia religiosa? Y
en este caso, ¿fue Jesús sencillamente. el primer cristiano?, o lo
distintivo que permitió situar la experiencia de Jesús acerca de
Dios, fuera de aquella de sus coetáneos, ¿le ubicó también a
él fuera de la experiencia de los primeros cristianos?
125. Cf. G. W. H. LAMPE, Tbe Ho/y Spiri! and tbe Person 01 Cbrist,
en Christi, Faith and History, ed. S. W. Slkes-]. P. Clayton, Cambridge
1972, 111-30.