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JESUS y EL ESPIRITU

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La experiencia carismática 387<br />

blea, tal vez en concreto en la oración del Señor (Lc 11, 2) 212 •<br />

Esto no es probable 213. El tema central en estos versículos, como<br />

también probablemente en Ca 4, 6 214 es la conciencia filial y la<br />

confianza del creyente 215, Y el Abba se refiere casi ciertamente a<br />

una expresión espontánea de este sentido de filiación, mediante<br />

un grito de exultación y confianza; una expresión inspirada. Con<br />

razón, surge un contraste con «un espíritu de esclavitud» y una<br />

«vida de miedo» (8, 15), expresiones con las que Pablo piensa<br />

muy probablemente en esa problematización interior que a menudo<br />

origina la ostentación religiosa del hombre; la inseguridad<br />

interior y la ausencia de confianza en Dios que obligan a buscar<br />

seguridad en la letra de la ley y en la conformidad ritual 216. Por<br />

el contrario, el «Espíritu de filiación» hay que referirlo a esa<br />

confianza interior de pertenecer a Dios, que no es producto de<br />

un esfuerzo ansioso, sino algo concedido en el punto de partida<br />

de una conducta (8, 14), Y de una oración 217. Para Pablo la<br />

confianza, con otras palabras, no es cuestión de persuadirse uno<br />

mismo a volver a la fe, como si la fe fuera sencillamente algo<br />

racional, la aceptación de ciertas proposiciones. La confianza tampoco<br />

es cuestión de suprimir las dudas interiores mediante una<br />

conformidad ciega con la tradición, en alguna manera autorizada.<br />

La confianza es conciencia y confianza filial. Dios no sólo desea<br />

que los hombres sean sus hijos, quiere también que ellos lo<br />

sepan.<br />

En segundo lugar, el verbo que Pablo usa al describir la<br />

oración abba, tanto en Rm 8, 15 como en Ca 4, 6 es krázein<br />

(gritar), que es una expresión muy fuerte. Puede usarse como una<br />

proclamación solemne (como en Rm 9, 27); pero en el Nuevo<br />

212. SEEBERG, Katecbismus, 242; G. KITT<strong>EL</strong>, TDNT I 6; H. LIETZ­<br />

MANN, Romer, 83 s.; LEENHARDT, Romans, 214; C. K. BARRETT, Romans,<br />

164; H. PAULSEN, Überliejerung und Auslegung in Rom 8. Inaugural­<br />

Disseration, Mainz 1972, 172-85.<br />

213. E. KXSEMANN, Rámer, 217: «Absolutamente excluído».<br />

214. Véase }. D. G. DuNN, Baptism, 113 s., y los autores que cita<br />

en nota 33.<br />

215. C. A. SeoTT, Christianity according to Sto Paul, Cambridge 1927,<br />

170: «Una sensación abrumadora de filiación»; P. ALTHAus, Der Brief<br />

an die Rbmer, NTD 101966, 91: «Con inmediatez profética».<br />

216. Cf. R. BULTMANN, Theology 1, 243 s.<br />

217. «Un Espíritu de filiación» significa «un Espíritu que nos hace<br />

hijos» y no sólo que nos haga conscientes de que somos hijos, pero en<br />

este último aspecto es en el que quiero fijar la atención aquí; d. L. CER­<br />

FAUX, Christian, 300.

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