JESUS y EL ESPIRITU

La experiencia de Jesús acerca de Dios. El Espíritu 99
riedad de las sentencias conservadas aquí por Marcos y Q indican
que el ministerio de Jesús sobre los exorcismos puso de manifiesto
acusaciones y críticas contra Jesús en más de una ocasión. Su
poder de arrojar los demonios era el Espíritu de Dios. En consecuencia,
la crítica de sus exorcismos implicaba hablar contra el
Espíritu de Dios. Ahora, para toda clase de calumnias y otros
pecados existía la posibilidad del perdón, pero calumniar y rechazar
el poder evidente de Dios venciendo enfermedades y males
implicaba cometer el pecado imperdonable. Esto es más o menos
la forma en la que Marcos conservó la sentencia. Pero la tradición
Q, consciente también de la escena original del dicho, perfiló
su forma antitética interpretando la calumnia perdonable en
base a la crítica que provocó el dicho. Jesús se debió referir a
esta crítica en ambas partes del logion 59. Si la crítica no logró
reconocer la fuente del poder de Jesús y se criticaba sólo a
Jesús, bar nasa, su pecado era perdonable. Pero si era voluntariamente
ignorante de la evidencia plena de sus ojos, es decir,
que el poder era el Espíritu de Dios, entonces se estaba situando
él mismo en una posición donde el perdón no podía alcanzarlo.
8.5. El significado de Mc 3, 28 s. y par. Este logion arroja
también una luz importante sobre la experiencia de Jesús acerca
de Dios.
a) De nuevo, su conciencia del poder espiritual es evidente.
Su sensación de poder no fue una mera luz sin contenido, una
ilusión. Cuando hablaba, el demonio obedecía; el endemoniado
era liberado. Esto sólo podía ser el Espíritu de Dios actuando a
través de él. Hemos manifestado aquí nuevamente cómo la conciencia
de tal poder únicamente podría ser comprendida mediante
el Espíritu prometido en la plenitud de los tiempos. Jesús
se convenció de que sus exorcismos constituían una prueba clara de
que la «sequía» del Espíritu había terminado 60. El estaba experimentando
aquí y ahora «las fuerzas del siglo venidero» (Hb
6, 5).
b) La fuente de su poder fue evidente en sí misma para 1esús,
Las críticas no podían negar su poder. La calumnia de la
posesión satánica indicaba el reconocimiento de que Jesús fue
un hombre poseído por poderosas fuerzas espirituales, aunque
59. Cf. Schippers 235.
60. ]. ]EREMIAS, Theology 1 81 s.. pero d. luego cap. 4, nota 81.