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JESUS y EL ESPIRITU

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132 Jesús y el Espíritu<br />

Marcos: «e hizo ademán de pasar de largo» (Me 6, 48). Entonces,<br />

la sugerencia es que Jesús vio a sus discípulos en peligro,<br />

en el lago (Me 6, 48) Y su interés y consideración por ellos se<br />

proyectó en una visión suya, que (a la larga) les llevó el consuelo<br />

de su presencia. Un paralelo sorprendente dentro del Nuevo<br />

Testamento mismo es 1 Co 5, 3-5, donde Pablo piensa que<br />

puede estar «en espíritu» con la Iglesia en Corinto, esto es, no<br />

sólo con sus pensamientos y oraciones: «Verdaderamente y sin<br />

ninguna duda él pensó que era capaz de actuar espiritualmente<br />

a distancia» 29. Otro posible paralelo es Mt 18, 20: «Donde están<br />

dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio<br />

de ellos», aunque esto será admitido más probablemente como<br />

una expresión de Jesús glorificado hablando en profecía (cf.<br />

§ 31, 2).<br />

El poder de una personalidad carismática, la fuerza de una<br />

presencia carismática puede, en consecuencia, fundamentar al menos<br />

algunos de los así llamados «milagros de naturaleza». Tal<br />

como los evangelistas nos los presentan, por supuesto, son mucho<br />

más difíciles de relacionar con la realidad del mundo, sobre<br />

el que hemos aprendido tanto en los siglos recientes. A no ser<br />

que veamos los documentos de tales milagros como el de alimentar<br />

a cinco mil o el de calmar la tempestad como elaboraciones<br />

de sucesos mucho más sencillos (o expresiones, cf. p. 113), tenemos<br />

que aceptar simplemente que se trata de construcciones teológicas<br />

de las comunidades más primitivas 30. Con todo, tengo<br />

alguna duda, porque sospecho en parte que la realidad es mucho<br />

más compleja que la que se nos ha permitido obtener generalmente<br />

en esta edad científica. Después de todo, solo recientemente<br />

hemos llegado a ser conscíentes de que la materia y la energía<br />

están mutuamente relacionados desde el punto de vista dinámico,<br />

y que existen profundidades en la sique humana que apenas se<br />

han comenzado a sondear. ¿No es, pues, anticientífico preguntar<br />

si se dan energías o campos o líneas de fuerza de las que generalmente<br />

no somos conscientes, porque hasta ahora unos pocos<br />

(¿el «síquico 5%»?) sólo se han armonizado con ellas?<br />

Esta cuestión supera ciertamente el objetivo de nuestro estudio,<br />

pero tal vez subraya el punto donde se halla el peligro en<br />

ambos extremos de interpretación, es decir, tanto en el funda-<br />

29. R. OTTO, Kingdom 350. 368-74.<br />

30. Así, por ejemplo, especialistas más conservadores como ]. ]ERE­<br />

MIAS, Tbeology 1 párr. 10 y O. BETZ, So-called 'Divine Man' 234-39.

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