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JESUS y EL ESPIRITU

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96<br />

] esús y el Espíritu<br />

un desarrollo de la tradición Q. Es verdad, por otra parte, que<br />

aquello de Q: «quien quiera que hable contra el Espíritu Santo»<br />

conserva casi ciertamente el arameo más literalmente que el blaspbemése<br />

(blasfeme) de Marcos 49. Pero esto no significa que la<br />

forma de Marcos originada en el griego 50, o que la versión aramea<br />

subrayada de Me 3, 28 sean posteriores a la aramea de Q,<br />

ya que blaspbemein es una traducción totalmente apropiada del<br />

arameo «hablar contra» (d. Dn 3, 29) 51.<br />

En resumen, en la medida que sigamos un análisis literario<br />

podemos afirmar que la reconstrucción más consistente de la tradición<br />

histórica de este dicho es que se originó en el arameo, en<br />

una forma de palabras que podría interpretarse de las dos maneras<br />

conservadas para nosotros por Marcos y Q.<br />

b) ¿Dónde se originó este dicho? Frecuentemente se ha propuesto<br />

que el dicho, especialmente en su forma Q, surgió primero<br />

en la misión o en las controversias de la primitiva comunidad<br />

paiestíniana, quizá como una «máxima de la Ley Santa» 52.<br />

De esta forma se opondría la hostilidad al Jesús terreno, durante<br />

su ministerio o después de él, como perdonable, a la hostilidad<br />

al Espíritu Santo, manifestada en la misión y en expresiones<br />

de la comunidad, como imperdonables. Y de este modo testificarían<br />

la conciencia muy intensa de la comunidad primitiva<br />

con respecto a su propia inspiración. Otros han propuesto que<br />

la sentencia tiene un «contenido pentecostal» como si el pecado<br />

imperdonable sólo fuera posible después de la plena manifestación<br />

del Espíritu en Pentecostés 53,<br />

49. Todt 315 s.<br />

50. La forma semítica «los hijos de los hombres» hace esto imposible.<br />

51. CL Black 195; Colpe, TDNT 8, 443, nota 304.<br />

52. BOUSSET, Kyrios Cristos 39; A. FRIDRICHSEN, Le pécbé centre le<br />

St Esprit, RHPR 3 (1923) 3667-72; Kasemann, NTQT 99; E. Schweizer,<br />

TDNT 6, 397; Das Evangelium naeh Markus, NTD 1967, 46 ss.;<br />

Todt 119; F. HAHN, Titles 324, nota 88; R. SCROGGS, Tbe Exaltation 01<br />

tbe Spirit by Some Early Cbristians, JBL 84 (1965) 369·65; Hoffmann<br />

150 ss.; Schulz, Q 247 ss.<br />

53. Van Baer 75 s. 137 s.; O. Procksch, TDNT 1, 104; d. B. H.<br />

BRANSCOMB, Tbe Cospel 01 Mark, Moffatt 1937, 74 s.; C. K. BARRETT,<br />

Holy Spirit 106 s.; M. E. BORING, How May We Identily Üracles 01<br />

Christian Prophets in the Svnoptic Tradition? Mark 3, 28-29 as a Test<br />

Case, JBL 91 (1972) 517 s. sugiere que Me 3, 28 s. «se formó algo así<br />

como una especie de pesher sobre Is 63, 3-11 (pp. 517 s.), aunque Is 63,<br />

10 s. difícilmente presenta un parecido lo bastante estrecho como para<br />

explicar a Mc 3, 28 s.

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