JESUS y EL ESPIRITU

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pertenencia común a Cristo, pero no se menciona una interdependencia
en ese pertenecer a Cristo 45. Cada una de las ovejas oye
independientemente la voz del pastor, cada sarmiento se ensarta
directamente en la vid Un 10, 3 s. 16; 15, 4 ss.) 46. Cuando se
habla de comer la carne de Jesús, de beber su sangre o de beber
el agua que sale de su costado, todo eso se está diciendo más
bien a una serie de individuos y no tanto a una comunidad que
es ella misma el cuerpo de Cristo Un 6, 53-58; 7, 37 s.). El
culmen del «evangelio de los signos» Un 1-12) es la «resucitación»
de una sola persona, lo que simboliza una salvación de tú-a-tú
Un 11) Y no tanto la resurrección general de los muertos 47. Los
discípulos a quienes se promete el Espíritu en Jn 14·16 y a quienes
se da en [n 20, 22 no por ello reciben ministerios especiales
dentro de la comunidad. Esos discípulos representan más bien a
todos los creyentes en su responsabilidad común de amor y misión
compartidos 48, Y por ello es por lo que son presentados sencillamente
como «los discípulos» y no como «apóstoles» ni como «los
doce», y entre esos discípulos se incluyen probablemente las mu-
45, K. HAACKER, 4 llama acertadamente la atención sobre el hecho
de que Juan jamás utilizó en singular la expresión «hijos de Dios»,
aunque luego (p. 10) llega a definir el concepto que Juan tiene de la iglesia
valiéndose de la palabra de Zinzendorf: «'la conexión personal con
el salvador' como el resumen y la base de comunión espiritual».
46. E. SCHWEIZER, The Concept 01 tbe Cburcb in tbe Gospel and
Epistles 01 Sto [obn, en New Testament Essays. Studies in Memory of
T. W. Manson, Manchester 1959. 235.
* En mi labor de traductor he respetado ya con frecuencia la diferencia
terminológica entre «resurrección» (la de Jesús) y «resucitación»
(los casos de muertos devueltos a la vida, como se ve en los evangelios,
por ejemplo). Me alegra encontrar esta diferencia terminol6gica en el
original inglés que ahora traduzco, como lo tenemos en alemán. En castellano
también existe el término «resucitación». Ahora falta que se empiece
a utilizar también en el terreno teológico. Ya es antigua en la medicina.
Véase G. MARAÑÓN, La medicina y nuestro tiempo, Madrid 31963,
col. Austral. 61-62. 81) (T. S. Talavero).
47. C. F. D. MOULE, Tbe Individualism 01 tbe Fourth Gospel, Nov­
Test 5, (1962) 184.
48. C. K. BARRETT, John. 472 S. (citando a F. J. A. HORT, Ecclesia,
33); E. SCHWEIZER, Church Order, 1li; E. KASEMANN, Testament, 29 ss.;
G. JOHNSTON, Spirit-Paraclete, 51; K. HAACKER, 16 s.; S. SCHULZ, [obannes,
187; otros textos en J. D. G. DuNN, Baptism, 180 nota 13; contra
F. MUSSNER. Parakletsprilche, 66 s. «Desde el comienzo» Un 15, 27) se
refiere más al testimonio original y no tanto a los testigos primitivos
(d. 1 [n 2, 7. 24; 3, 11; 2 [n 5 s.); y en 17, 20 la distinción no se
establece entre apóstoles y todos los demás (futuros) creyentes, sino entre
la primera generación cristiana y las posteriores generaciones (d. 10, 16).