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JESUS y EL ESPIRITU

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El cuerpo de Cristo 443<br />

toles enviados por el Señor resucitado. La conducta del enviado<br />

de Pablo (Tito) se distinguía netamente de la adoptada por los<br />

enviados de Jerusalén (12, 17) 82. La autoridad que ellos se arrogaban<br />

pertenecía exclusivamente a los que habían sido enviados<br />

por el Cristo resucitado (Rm 10, 15; 1 Ca 1, 17). Una vez que<br />

se había sobrepasado tanto en la autoridad que podían reclamar,<br />

ya no había que llamarlos apóstoles, sino «falsos apóstoles»<br />

(11, 13).<br />

Otra explicación se puede proponer y es la de que los «falsos<br />

apóstoles» no eran sino los mismos «superapóstoles (cf. nota<br />

79). En tal caso, la autoridad que se atribuía no se apoyaría en<br />

una misión confiada por Jerusalén sino en una que se remontaba<br />

al mismo Cristo -«apóstoles de Cristo» (10, 7; 11,3)83:...-,<br />

o sea, pretendían pertenecer nada menos que al círculo de apóstoles<br />

de que se habla en 1 Ca 15, 7. Aún suponiendo que Pablo<br />

admitiera tal pretensión, siguen teniendo fuerza sus argumentos<br />

expuestos en el apartado anterior: ni siquiera los «apóstoles de<br />

Cristo» tenían autoridad apostólica alguna en Iglesias fundadas<br />

por otros, fuera de la misión 84, «espacio» o «provincia» 85 que<br />

Dios les hubiera confiado (10, 13-16, d. Rm 15, 20). Pero es<br />

que de hecho ni siquiera reconocía tal pretensión: eran apóstoles<br />

falsos, trabajadores engañosos, siervos de satanás; su pretensión<br />

de ser apóstoles de Cristo era pura y simplemente una mascarada;<br />

algo así como satanás disfrazándose de ángel de luz (11,<br />

13 ss.). Dicho de otra manera, Pablo no aceptaba su pretensión<br />

de que habían tenido una manifestación de Cristo resucitado, el<br />

82. Es intencionado e importante el empleo de apostéllein por parte<br />

de Pablo, como 10 es las otras dos veces que aparece en las cartas innegablemente<br />

paulinas (Rm 10, 15; 1 Ca 1, 17); d. C. K. BARRETT, 1 Ca<br />

293. 83. G. BORNKAMM, Die Vorgescbichte des sogenannten Zweiten Korintberbriejes,<br />

1961, reimpreso en Gescbicbte und Glaube n, Munich 1971,<br />

166 s.; D. GEORGI, Gegner, 39; J. ROLOFF, Apostolat, 76 s., quien justamente<br />

advierte que esto no debilita, sin embargo, la argumentación de<br />

Kasemann en el sentido de interpretar a los «falsos apóstoles» corintios<br />

en un trasfondo judeo-cristiano de ambiente palestinense (p. 79). Para<br />

otra explicación de 10, 7, véase C. K. BARRETT, JI Cor 256 s.<br />

84. CL H. W. BEYER, TDNT 3, 599, seguido por E. Kii.SEilIANN,<br />

Legitimitát, 48 (ZNW 59 s.): W. C. KÜMM<strong>EL</strong> en H. LIETZMANN-W. C.<br />

KÜMM<strong>EL</strong>, 209; D. GEORGI, Gegner, 231 y J. HAINZ, 164 ss., 311 ss., o sea,<br />

el «canon» de Pablo es la misión que Dios le encomendó y su éxito.<br />

85. PLUMMER, JI Cor, 287 s.; H. WINDISCH, JI Kor, 310; C. K.<br />

BARRETT, JI Cor, 265 s.

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