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JESUS y EL ESPIRITU

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El Espíritu de Jesús 521<br />

cionadamente afirma es que por su resurrección Jesús se convirtió<br />

en Espíritu que los creyentes experimentan como la fuente y el<br />

poder de su nueva vida y de su relación con Dios. Y desde su<br />

resurrección, únicamente pueden reconocer a Jesús los hombres,<br />

como Espíritu viviíicante.<br />

Pero, como toda ecuación se puede leer en los dos sentidos,<br />

quiere decir, a su vez, que el Espíritu se ha convertido en el<br />

segundo Adán y que el Espíritu vivificante sólo puede ser reconocido<br />

como segundo Adán. Esto significa, en primer lugar, que<br />

puesto que a partir de la resurrección el Espíritu tiene que considerarse<br />

como el poder que asemeja a los hombres a la imagen de<br />

la familia del segundo Adán (d. pp. 517 s.), este proceso está<br />

ya en marcha en los creyentes (d. más § 55,2), y el Espíritu le<br />

dará el último retoque en la resurrección del cuerpo (15, 44-49).<br />

Pero también significa, en segundo lugar, que el Espíritu no sólo<br />

crea el carácter o imagen de Cristo en los creyentes, sino que el<br />

Espíritu mismo ha asumido el carácter de Cristo. En resumen,<br />

así como Jesús resucitado es experimentado ahora sólo como<br />

Espíritu viviíicante, e] Espíritu es experimentado ahora, por su<br />

parte, sólo en cuanto segundo Adán.<br />

Hay que darse cuenta de 10 que Pablo está haciendo aquí.<br />

Está describiendo el modo de existencia de que ahora goza [esús<br />

y, al mismo tiempo, está especificando el carácter de la experiencia<br />

cristiana 101. Por supuesto, está hablando primordialmente en términos<br />

más bien existenciales que ontológicos. Jesús sigue teniendo<br />

una existencia como persona; podríamos decir que hay más<br />

de Jesús resucitado que del Espíritu vivificante (cf., por ejemplo,<br />

Rm 1, 3 s.; 8, 34; 1 Ca 15, 24-28) 102. Pero en lo que concierne<br />

ala experiencia religiosa de los cristianos Jesús y el Espíritu no<br />

se distinguen. A Jesús resucitado no se le puede experimentar independientemente<br />

del Espíritu, y cualquier experiencia religiosa que<br />

por su carácter y su efecto no sea simultáneamente experiencia<br />

de Jesús, indudablemente según Pablo no se podría considerar<br />

como manifestación del Espíritu vivificante. Bien pudiera ser que<br />

esto formara parte de la razón de por qué Pablo restringe las<br />

101. Cf. G. Vos, Escbatology and the Spirit, 241 ss.: «La vida pneumática<br />

del cristiano es producto y reflejo de la vida· pncumática del<br />

Cristo».<br />

102. Véase A. WIKENIIAUSER, Mysticism, 83 ss., aunque no estoy de<br />

acuerdo en todo. Cf. 1. HERMANN, 61 ss., quien va más allá de lo que el<br />

texto (1 Ca 15, 45) da de sí.

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