JESUS y EL ESPIRITU

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clamación del Reino por Jesús (Mt 12, 28 = ¡ya en vosotros! ),
es aún más difícil volver al significado escatológico de la manifestación
de Jesús a Pablo. Jesús después de su muerte, no revivió
simplemente; ¡él resucitó de la muerte! Aunque parezca increíble,
la resurrección de Jesús implica que la resurrección escatológica
ya ha comenzado (Rm 1, 4). Jesús resucitado fue el áparjé
(las primicias) de la resurrección general del final de los tiempos
(l Ca 15, 20. 23). ¡El final ha comenzado! La cosecha de
la humanidad resucitada está ya en proceso de recolección. No se
trata de un juego vano de palabras o de la conversación de
un Visionario entusiasta, demasiado inclinado angelicalmente a
las realidades terrenas. Por 10 que se refiere a Pablo, fue una
verdad existencial verificable en su propia experiencia. La gloria
que Pablo vio en el camino de Damasco (2 Ca 4, 6) fue para él
la gloria de la edad futura 64. Y aquella gloria que ya existía en
Cristo (Flp 3, 21) fue teniendo un efecto continuo y creciente en
el mismo Pablo, transformándole en la misma imagen (2 Ca 3,
18; d. 1 Ca 15,20.23.49; 2 Ca 4, 17; Col 1, 27). Realmente
Pablo se sintió él mismo dentro de este proceso crítico de transformación
escatológica y percibió su manifestación interior en su
propia vida. Nosotros investigaremos este tema más plenamente
en el cap. IX. Aquí nos interesaremos solamente por el impacto
escatológico de la misión que Jesús resucitado confirió a Pablo.
Fueron O. Cullmann y A. Fridrichsen quienes primero atrajeron
la atención sobre la naturaleza escatológica del apostolado
de Pablo 65. Cullmann interpretó 2 Ca 2, 7 como una referencia
propia. Pablo compartió la creencia de que el evangelio debía
ser predicado primero a los gentiles, antes de que llegara el final
(Me 13, 10). Lo que impide (tó katéjon, neutro) la manifestación
del «hombre de la iniquidad» (2 Ts 2, 6) es, en consecuencia, la
predicación del evangelio a los gentiles. Y dado que esta predicación
fue su propia y peculiar misión, el que impidió (ó katéjan,
masculino) el misterio del hombre de la iniquidad (2 Ts
64. Cf. H. A. A. KENNEDY, St Paul's Conception 01 the Last Thing,
Hodder & Stoughton 1904, 91 ss. Sobre el modo de pensar judío referente
a la gloria del mundo futuro, véase, por ejemplo, Is 58, 8; Ex 39,
21; Ha 2, 14; Sal 3, 16.
65. O. CULLMANN, Le caractére eschatologique du deooir missionaire
el de la conscience apostolique de S. Paul. Etude sur le katéchon (-6")
de 2 T 2, 6-7, RHPR 16 (1936) 210-45; A. FRIDRICHSEN, The Apostle
and bis Message, Uppsala 1947.