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JESUS y EL ESPIRITU

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('Fue Jesús carismático? 133<br />

mentalismo literario, como en el materialismo médico y científico.<br />

Por otra parte, nadie intentaría utilizar semejante especulación<br />

como barrera para restablecer los milagros como prueba de<br />

la divinidad de Jesús. La historia comparada de las religiones (d.<br />

también el § 52,1), muestra que milagros similares han sido atribuidos<br />

a otros muchos, además de Jesús. y ¿han sido todos ellos<br />

«hombres divinos»? El dilema de la apologética cristiana (popular)<br />

es que cuanto más creíbles parecen los milagros de Jesús<br />

en virtud de tales paralelos, menos importancia tienen como<br />

«pruebas» de su exclusividad. Pero en aquel tiempo Jesús mismo<br />

nunca los presentó de esta manera 31. Por otra parte, debemos<br />

estar atentos a delimitar la consideración de los rasgos carismáticos<br />

de los milagros evangélicos a un análisis puramente literario<br />

y teológico. Otto, en particular, nos ha recordado que una<br />

historia de las religiones o, mejor, una historia de las aproximaciones<br />

a los fenómenos religiosos puede señalar otras conclusiones<br />

además de aquéllas de la crítica de las formas. Hasta que<br />

profundicemos más, mediante la investigación en la telepatía y<br />

en los fenómenos físicos, el erudito prudente haría bien en mantener<br />

su mente abierta a muchas posibilidades de los «milagros»<br />

carismáticos de Jesús 32.<br />

12.4. Los milagros y la fe. Otra cuestión debe de ser iluminada<br />

antes de continuar: se trata del papel que Jesús atribuyó a<br />

la fe. Una característica llamativa acerca del uso sinóptico de<br />

pisteyein (creer) y sus análogos es que casi dos tercios de las<br />

referencias a la fe se dan en relación con los milagros 33. Fe aquí<br />

debe entenderse como confianza en el poder de Dios, como aper-<br />

31. Cf. A. HARNACK, What is Christianity, conferencia 2: «Jesús<br />

mismo no atribuyó esa imporrancia central a sus milagros, como, por el<br />

contrario, lo hacen hasta el evangelista Marcos y todos los demás».<br />

32. Cf. SIR ALISTER HARDY, Tbe Living Stream, Gifford Lectures,<br />

Collins 1965,284 s., citado por J. V. TAYLOR, The Go-Between God, SCM<br />

Press 1972, 67. Para más bibliografía véase J. D. PEARCE - HIGGINGS - G.<br />

S. WHITBY, Lile, Death and Psychical Research, Rider 1973.<br />

33. Mc 2, 5 paraI.; 4, 40 paral.: 5, 34 paral.; 5, 36 paraI.; 6, 6<br />

paral.; 9, 9 paral.; 9, 23 s.; 10, 52 paral.; 11, 22 ss. paral.; Mt 8, 10 I<br />

Le 7, 9; Mt 8, 13; 9, 28; 14, 31; 15, 28; 16, 8; 17, 20; Le 17, 5 s.;<br />

17, 19; cf. Mc 13, 21 paral.; 15, 32 paral.; Mt 6, 30. No es muy exacta<br />

la observación de G. BORNKAMM, [esus 130 en el sentido de que «en la<br />

tradición de los dichos de Jesús fe está siempre asociada con poder y<br />

milagros». Véase Mc 9, 42 paral.; 11, 31 paral.; Mt 21, 32; Le 7, 50; 8,<br />

12 s.; 18, 8.

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