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JESUS y EL ESPIRITU

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526 Jesús y el Espíritu<br />

Jesús estaba tan totalmente dirigido por el Espíritu de Dios que<br />

el carácter de Jesús 118 se convirtió en la expresión visible más<br />

clara posible del Espíritu; no sólo debido a sus obras y palabras,<br />

sino que Jesús mismo se convirtió en el carisma de Dios (cf.<br />

p. 323 s. y también § 40,2). Así que el carácter de Jesús se hizo,<br />

como quien dice, el prototipo que llenó el Espíritu escatológico,<br />

la «figura» que el Espíritu tomó como molde; figura que, por su<br />

parte, el Espíritu imprime en los creyentes. Cambiando un poco<br />

la comparación diríamos: para Pablo Jesús se convirtió en una<br />

especie de embudo a través del cual pasaba todo el curso de la<br />

historia de la salvación; todo lo que pasaba por ese embudo<br />

salía por la otra parte con la figura de Jesús, transformado en su<br />

imagen. Esto implica conceptos tales como pacto y filiación y<br />

también especialmente los términos claves que indican la actividad<br />

revelante de Dios en el Antiguo Testamento: sabiduría, palabra<br />

y espíritu. Puesto que para Pablo, y para todos los primitivos<br />

cristianos, Jesús era la revelación de Dios (d. § 40,2), estos<br />

términos tomaron la figura de Cristo, se identificaron con Cristo.<br />

Cristo es la sabiduría de Dios (1 Co 1, 24; d. p. 31 y § 40,4);<br />

Cristo es la palabra de Dios (Jn 1, 1-18); Cristo es el espíritu<br />

de Dios (l Co 15,45). Gracias a la identificación con Cristo estos<br />

conceptos, hasta entonces impersonales (aunque a veces personificados),<br />

adquirieron carácter y personalidad; el carácter y la personalidad<br />

de Cristo 119. Así que en Pablo lo específico del Espíritu<br />

lo constituye su Cristicidad. Al Espíritu carismático se le aplica<br />

la prueba del acontecimiento de Cristo 120. El rasgo del Espíritu<br />

118. Por el modo como empleo esta frase resultará evidente que con<br />

la expresión «carácter de Jesús» no quiero decir su «vida interior» sino<br />

el carácter de su vida y relaciones.<br />

119. B. H. STREETER, The Spirit, Macmillan 1919, 371: «¿Qué es<br />

este Espíritu Santo? No otra cosa que el espíritu manifestado en la vida<br />

de Cristo. Si Cristo es nuestro retrato del Padre, no es menos verdad<br />

que también es nuestro retrato del Espíritu Santo». Cf. C. A. A. SCOTT,<br />

Paul, 173; HUNTER, Paul, 96; G. S. HENDRY, The Holy Spirit in Christian<br />

Theology, SCM PRESS 21965, 26. 29. 41. 89. No es el caso de que<br />

la personalidad de Cristo se esfume identificando a Cristo con el Espíritu<br />

impersonal (así J. WEISS, 1 Co 303; también Die Bedeutung des Paulus<br />

für den modernen Cbristen, ZNW 19 [1919-20] 139 s.; cf W. BOUSSET,<br />

Kyrios Cbristos, 155). Muy al contrario. Véase también I. HERMANN, segunda<br />

parte, especialmente 140 s.<br />

120. o. C. H. DODD, Romans, 124; G. S. HENDRY, Holy Spirit, 68 s.;<br />

M. BOUTTIER, Christianity according to Paul, ET SCM Press 1966, 45 s.;<br />

gunda parte, especialmente 140 s.

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