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JESUS y EL ESPIRITU

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La experiencia de Jesús acerca de Dios. El Espíritu 93<br />

sobre Satanás, sino como aquella sujeción de los poderes del<br />

mal que se realizaría al final de los tiempos 39. La última batalla<br />

estaba ya declarada, y Satán ya estaba derrotado (d. Le 10, 18) 40.<br />

Estas afirmaciones implican un sentido claro del distintivo escatológico<br />

de su poder: las acciones poderosas de Jesús fueron fundamentales<br />

a sus propios ojos, como los milagros del Exodo,<br />

anunciando de la misma manera una nueva edad. Esta conciencia<br />

diferenciativa de Jesús del Espíritu escatológico está más claramente<br />

delimitada en estos dos dichos de 10 distintivo de su conciencia<br />

de la filiación.<br />

c) Es importante captar precisamente aquello que fue conduciendo<br />

a Jesús a la conclusión de que el régimen escatológico de<br />

Dios estaba ya actuando. No estaba presente, porque él era presente.<br />

«Donde está Jesús, allí está el reino», es más o menos<br />

como se expresa generalmente. Esto otorga a Jesús algo único<br />

que no pretendió. El reino escatológico era presente sólo para<br />

Jesús, porque el Espíritu escatológico estaba presente en y a través<br />

de él.<br />

«Mas si arrojo a los demonios con el espíritu de Dios, entonces<br />

es que ha llegado a vosotros el reino de Dios». Con otras<br />

palabras, no se trataba completamente del caso «de donde yo<br />

estoy, allí está el reino» o «donde está el Espíritu, allí está el<br />

reino». Fue la manifestación del poder de Dios, que era la señal<br />

del reino de Dios 41. De modo similar, en Mc 3, 27 Y par. está,<br />

sin duda alguna, la convicción de Jesús de que era sólo por la<br />

virtud del Espíritu escatológico, que actuaba a través de él, por<br />

10 que fue capaz de someter al hombre fuerte (Satán). Desde<br />

luego, la deducción cristológica posterior enfatizó que 10 que le<br />

diferenciaba no fue meramente el ser el único capacitado por el<br />

Espíritu, sino el único que fue capacitado en el único hombre<br />

Jesús 42. Pero basta poco para indicar que la segunda mitad de<br />

39. Is 24, 21 s.; 1 Enocb 10, 4 ss. 11 s.; 54, 4 ss.; TestSirn 6, 6;<br />

TestLevi 18, 12; IQS 4, 18. Véase también Bousset-Gressmann 251-54.<br />

40. Cf. R. LEIVESTAD, Cbrist tbe Conqueror, SPCK 1954, 46 s. Véase<br />

también J. M. ROBINSON, Tbe Problem of History in Mark, SCM Press<br />

1957, cap. 3; J. KALLAS, Tbe Significance of tbe Synoptic Mirades, SPCK<br />

1961; H. e. KEE, Tbe Terminology of Mark's Exorcism Stories, NTS 14<br />

0967-68) 232-46.<br />

41. Cf. R. OrTO, Tbe Kingdom of God and tbe S011 of Man, ET<br />

Lutterworth 1938, 104; Hoffmann 204: «No es el mensajero el que hace<br />

al reino, sino el reino el que 10 hace a él». Compárese la formulación<br />

de L. E. KECK, [esus 217. 223.<br />

42. J. D. G. DUNN, Spirit and Kingdom 38 s.

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