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JESUS y EL ESPIRITU

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190 Jesús y el Espíritu<br />

vicción se refleja en el material relatado en los Hechos 71. Cuando<br />

recordamos que el pensamiento de Jesús, como Siervo de Isaías,<br />

juega un papel menos importante en los escritos de Pablo que<br />

en la apologética posterior, nos llevaría a pensar 72 una conclusión<br />

interesante, a saber, que Pablo tiene casi tanto derecho al<br />

título de «Siervo de Yahvé», como Jesús 73. O para ser más<br />

exactos, Pablo completa el papel del Siervo que Jesús dejó incompleto.<br />

Obviamente, esto es verdadero con respecto a la misión<br />

del Siervo entre los gentiles. Pero también es verdadero<br />

con respecto a los padecimientos del Siervo; pues Pablo no duda<br />

en exigir con palabras audaces que sus propios sufrimientos completaron<br />

lo que faltó a los de Cristo (Col 1, 24). Con otras<br />

palabras, su esperanza es que su propio sufrimiento completará<br />

la aflicción mesiánica que debe de ser sobrellevada hasta que<br />

venga el final 74. Jesús y Pablo juntos completan el papel escatológico<br />

del Siervo.<br />

Seguramente este sentido abrumador de algo fundamentalmente<br />

nuevo, de ser receptor de una revelación que invalida todas<br />

las revelaciones anteriores en importancia y autoridad, debido a<br />

la urgencia y responsabilidad escatológicas, es lo que explica<br />

cómo Pablo, el fariseo, podrá volver sus espaldas tan completamente<br />

a la herencia principal, la Ley, y llegar a ser apóstol de<br />

los gentiles. La revelación de Jesucristo invalida la revelación<br />

de la Ley 75. Ahora, antes del Final, y en cuanto precursor del<br />

Final, los gentiles deben ofrecerse al Evangelio tan rápida y<br />

libremente como sea posible. Aquí claramente se halla un rasgo<br />

clave que distinguió la «revelación de Jesucristo» en Damasco<br />

de las otras experiencias subsiguientes; ninguna otra de sus revelaciones<br />

tuvo esta importancia fundamental y escatológica para<br />

71. Hch 13, 47 ( = Is 49, 6); 26, 16 ss. (d. Is 42, 7); también Hch<br />

18, 9 s. (d. Is 41, 10; 43, 5).<br />

72. Véase J. JEREMIAS, Servan! 88 s.; O. CULLMANN, Christology<br />

75 ss.<br />

73. Cf. H. WINDISCH, Paulus und Cbristus, Leipzig 1934, 137 s. 147­<br />

50; D. M. STANLEY, The Theme of the Seroant of Yahweh in Primitive<br />

Christian Soteriology and its Transjormation by St Paul, CBQ 16 (1954)<br />

41555.; L. CERFAUX, Christian 84-88.<br />

74. C. K. BARRETT, The Apostle in and after the New Testament,<br />

SEA 21 (1956) 42 s.; también Signs 425. Véase, además, aquí párr. 55.<br />

75. Cf. U. WILCKENS, Ursprug 83-93; D. LÜHRMANN, Offenbarung<br />

75-80.

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