JESUS y EL ESPIRITU

Conclusión 569
carse con los hombres. En consecuencia, espera que los hombres
le respondan del mismo modo, que lo adoren en Espíritu y verdad.
«En Espíritu» tiene que significar «por inspiración del Espíritu»,
o sea, tiene que tratarse de un culto carismático, puesto que
en el contexto inmediato culto en Espíritu se contrapone indudablemente
al culto en el templo, en un lugar sagrado. El culto que
Dios busca no es un culto amarrado y esclavizado a un lugar
sagrado, inmovilizado por la lealtad debida a una tradición concreta,
sino que tiene que ser un culto vivo, una respuesta siempre
viva a Dios que es Espíritu, culto al que empuja y para el que
capacita el Espíritu de Dios. La expresión «en verdad» se refiere
también muy probabalemente a la revelación definitiva de Dios
en Jesús, del que se da testimonio en el kerygll1a original. Esta
interpretación está avalada igualmente por el contexto, puesto
que Juan ha presentado ya a Jesús como quien colma y supera y
desplaza el papel del templo (2, 21). Así que aquí el equilibrio
entre tradición kerigmática y el Espíritu de inspiración se constituye
en algo decisivo también para el culto. Como ejemplo de lo
que esto significa prácticamente para la comunidad joánica, podemos
remitir a 1 Jn 4, 1 ss. En resumen, para Juan el verdadero
culto es uno que concuerde con Jesús, o sea, que esté inspirado
por el Espíritu de Jesús y concuerde con la verdad revelada en
Jesús.
Hasta este momento lo que hemos podido deducir es sencillamente
que el concepto paulino de culto carismático se ha reafirmado.
Pero es precisamente ahora cuando resulta clara la
característica de la idea que Juan tiene sobre la experiencia religiosa,
porque si es cierto que podemos hablar de culto carismatico
43, no hay indicio alguno de que Juan compartiera el pensamiento
de Pablo sobre la comunidad carismática. Tiene ciertamente
sentido de comunidad (fn 10, 1-16; 15, 1-6; 17, 6-26;
1 Jn 1,7; 2, 19; 3, 13-17 -los «hermanos»); pero no se habla
de una comunidad carismáticamente interdependiente. Es verdad
que se da la responsabilidad «horizontal» de que cada uno ame a
los hermanos, lo que constituye, tanto como en Pablo, el verdadero
distintivo del creyente cristiano (fn 13, 34 s.; 1 Jn 3, 10­
18. 23 s.; 4, 20 s.); pero para Juan la relación «vertical» con
Dios en el Espíritu es esencialmente algo individual 44. Existe la
43. Por supuesto que el término chárisma no aparece en los escritos
joánicos.
44. S. SCHULZ, [ohannes, 179 ss.