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JESUS y EL ESPIRITU

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92 Jesús y el Espíritu<br />

midades mesiánicas no se habían experimentado; los gentiles tampoco<br />

habían sido destruidos ni deportados. Jesús verdaderamente<br />

creyó que (algunas de) estas características del Eschaton se cumplirían<br />

pronto 34. Sin embargo, algo había pasado que le hizo capaz<br />

de distinguir el poder de la plenitud del reino de la consumación<br />

de la misma plenitud. Esto pudo darse únicamente por su conocimiento<br />

del poder efectivo espiritual (tal poder, como él creyó,<br />

pertenecía sólo a la plenitud de los tiempos). El era vitalmente<br />

consciente del poder, el mismo poder que los profetas habían<br />

buscado y añorado, el poder (el Espíritu) que ellos pensaban estaba<br />

reservado a la época mesiánica, el reino de Dios. Pero Jesús<br />

experimentó una tal plenitud de este poder divino en él y a través<br />

de él, de suerte que pudo concluir que el reino ya había<br />

llegado.<br />

Lo distintivo del concepto de Jesús sobre el poder divino se<br />

subraya más cuando consideramos Mateo 12, 27 en unión con el<br />

versículo 28, aceptando que las dos sentencias están relacionadas<br />

conjuntamente en la primera 35. Cuando Jesús comparó su obra<br />

con aquella de los exorcistas judíos contemporáneos utilizó sencillamente<br />

un argumento ad hominem. El no dio a entender que<br />

los exorcistas judíos demostraron igualmente la presencia del reino.<br />

Por el contrario, él se distinguió a sí mismo de ellos 36; sus<br />

exorcismos fueron realizados por el Espíritu/dedo de Dios 37. Esto<br />

sucede también del mismo modo en la siguiente frase sobre el<br />

sometimiento del hombre fuerte (Mt 12, 29; Me 3, 27; Le 11,<br />

21 s.) 38. Jesús consideró sus exorcismos no simplemente como<br />

curación de la gente mentalmente enferma, no meramente como<br />

expulsión de los demonios; no sencillamente como una victoria<br />

34. Véase R. BULTMANN, Theology 1 4 s. 22; W. G. KÜMM<strong>EL</strong>, Promise,<br />

especialmente, 54-64; G. R. BEASLEy-MuRRAY, [esus and the Future,<br />

Macmillan 1954, en especial, 183-87; C. K. BARRETT, [esus 76-86;<br />

J. JEREMIAS, Theology 1 párrafos 13. 11. Véase también antes nota 30.<br />

35. Así, por ejemplo, E. PERCY, Die Botscbait [esu, Lund 1953,<br />

179 s.; W. GRUNDMANN, Matthaus 329. La dificultad tan corriente de una<br />

relación original presenta la actividad de los exorcistas judíos también<br />

como manifestación del reino (W. G. KÜMM<strong>EL</strong>, Promise 105 s.; N. PERRIN,<br />

Teaching 63), ignora el énfasis que en v. 28 se da a las expresiones «Espíritu<br />

/ dedo de Dios».<br />

36. El de (

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