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JESUS y EL ESPIRITU

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La experiencia de Jesús acerca de Dios. El Espíritu 113<br />

10. Filiación y Espíritu<br />

Ahora debe estar claro que para la experiencia de Jesús acerca<br />

de Dios, para su propia conciencia y para la comprensión de su<br />

misión, era totalmente básico su sentido de filiación y su conciencia<br />

del Espíritu. Antes de entrar en el capítulo próximo<br />

vamos a intentar examinar la relación entre estos dos aspectos<br />

de la experiencia religiosa de Jesús. La unión entre la filiación<br />

de Jesús y el Espíritu está ciertamente bien establecida en la<br />

desarrollada reflexión cristiana de la iglesia primitiva (por ejemplo,<br />

Jn 3, 34 s.; 20, 21 s.; Heh 2, 33; Rm 1, 3 s.; Ca 4, 4-6).<br />

Pero en los sinópticos sólo en un pasaje con respecto a Jesús se<br />

asocia directamente «Hijo» con el «Espíritu» (la experiencia de<br />

Jesús en el Jordán, cuando fue bautizado por Juan. Me 1, 9-11<br />

Y par.).<br />

10.1. La experiencia de Jesús en el Jordán. Como advierte<br />

Jeremías, las dos declaraciones en las que todos los relatos de<br />

este episodio están de acuerdo, son: que el Espíritu de Dios<br />

descendió sobre Jesús, y que una proclamación siguió al descenso<br />

del Espíritu 106. Podemos ser más precisos: todos los relatos<br />

concuerdan que en la proclamación Jesús fue saludado como<br />

hijo 107.<br />

La cuestión, por supuesto, exige una explicación. ¿Está justificada<br />

históricamente esta asociación del Espíritu y del Hijo?<br />

¿Están fundados históricamente los relatos en esta cuestión? No<br />

hay duda que Jesús fue realmente bautizado por Juan; la dificultad<br />

y perplejidad que el bautismo de penitencia de Jesús por<br />

Juan causa en las Iglesias primitivas, particularmente en sus relaciones<br />

con los discípulos del Bautista o en aquellos influenciados<br />

por su mensaje, aparece ya claramente en Mt 3, 14 s. y tal<br />

vez incluso en Heh 19, 1-7. Evidentemente el episodio se conservó<br />

porque tenía una importancia más que ordinaria en la<br />

vida y misión de Jesús. Incluso, mucho más, dado que el bautismo<br />

mismo permanece después de un examen crítico.<br />

Por un lado existe una tendencia evidente y clara a conceder<br />

a la tradición una objetividad mayor como sucedió con la palabra<br />

personal: «tú eres mi Hijo ...», de Me 1, 11, que se convierte<br />

8<br />

106. ]. ]EREMIAS, Tbeology 1 51 ss.<br />

107. Véase antes 27 con notas 72. 73 Y luego la nota 122.

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