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JESUS y EL ESPIRITU

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El cuerpo de Cristo 451<br />

tampoco olvida que aún siendo apóstol se encuentra dentro de la<br />

comunidad carismática (1 Co 12, 28; d. 5, 3). Así que siempre<br />

que se le presenta la ocasión anima a sus comunidades a tomar<br />

parte en el ejercicio de una autoridad que de por sí es cosa suya<br />

solamente. Fuera de estas limitaciones Pablo reconoce que es<br />

sencillamente un «hombre de espíritu» (pneumatikós) entre personas<br />

que también 10 son; 10 mismo que ellos también él tiene<br />

que saber que depende del carisma del Espíritu en 10 referente a<br />

cualquier palabra dotada de autoridad; 10 mismo que ellos también<br />

él tiene que someter esa palabra al juicio de la comunidad<br />

carismática en su conjunto (l Co 2, 12 ss.).<br />

Ahora podemos dar una respuesta provisional a la cuestión<br />

sobre cómo se enfrentó Pablo con el peligro carismático para la<br />

comunidad. Dondequiera que los carismas se utilizaban de modo<br />

que amenazaban el evangelio (piénsese en 2 Co 10-13, especialmente<br />

11, 4), Pablo no tuvo la menor duda en «recurrir a cuanto<br />

le avalaba», por más que le pareciera casi enojoso. Siempre que<br />

los carismas constituyeron una amenaza contra la unidad de alguna<br />

de las Iglesias por él fundadas (Corinto, Tesalónica), no le<br />

costó 10 más mínimo hablarles como su apóstol sobre los temas<br />

que estaban en juego; había veces que su instrucción la daba<br />

con toda autoridad aplicando concretamente el evangelio o la<br />

tradición recibida del Señor (como en 1 Co 4, 14-21; 6, 9-20;<br />

11, 17-34, y probablemente 2 Ts 3, 6-13); en otras ocasiones<br />

animaba a que tomaran parte en el ejercicio de la autoridad a<br />

la hora de tomar decisiones (l Co 5, 1-5; 2 Co 2, 6-8), o les<br />

proponía su exhortación diciéndoles que la consideraran no tanto<br />

como proveniente de un apóstol sino más bien como 10 dicho por<br />

un pneumatikós a otros que también 10 eran (l Co 2, 12-16; 7,<br />

25-40; 14, 29-33a, y probablemente 1 Ts 4, 2-8). Por consiguiente}<br />

la autoridad apostólica era un control frente al peligro<br />

carismático en la comunidad, una autoridad que de por sí no era<br />

carismática.<br />

48. La autoridad de los demás ministerios en las Iglesias paulinas<br />

Mirando más allá de los apóstoles, inmediatamente aparece<br />

la existencia de otros ministros regulares: profetas, maestros,<br />

(1 Co 12, 28), supervisores, diáconos (Flp 1, 1), evangelistas,<br />

pastores (Ef 4, 11) Y posiblemente otros servidores.

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