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JESUS y EL ESPIRITU

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130 Jesús y el Espíritu<br />

leza», particularmente la tempestad calmada, el andar sobre el<br />

agua, el dar de comer a cinco mil (o cuatro mil) en el desierto, y<br />

la maldición de la higuera 23. Las dynámeis de Mt 11, 21 habían<br />

tenido que incluir tales milagros, especialmente desde que Pablo<br />

parece distinguir los «dones de curación» y las «operaciones milagrosas»<br />

(dynámeis) en 1 Co 12, 9 s. Pero desafortunadamente<br />

los milagros presentados como dynámeis nunca fueron definidos<br />

en el Nuevo Testamento. Además, ninguno de los milagros de<br />

naturaleza, atribuidos a Jesús podía decirse que se había realizado<br />

en Corazaín y Betsaida. Es verdad que probablemente dichos<br />

auténticos de Jesús aludieron a dos de los milagros de naturaleza:<br />

«Mirad de guardaros del fermento de los fariseos y del<br />

fermento de Herodes» (Me 8, 15), fue elaborado aludiendo a los<br />

milagros alimenticios; y una exhortación a la fe en Dios (Me 11,<br />

22 s.) se colocó junto a la maldición de la higuera. Sin embargo,<br />

ningún pasaje puede referirse a Jesús en su forma actual con<br />

cierta seguridad, puesto que la artificialidad de la conexión de<br />

ambos casos demuestra el trabajo de un redactor cristiano, como<br />

reconocen incluso los comentadores más conservadores 24.<br />

Por otro lado, no podemos ignorar Me 11, 23 s., incluso si<br />

sus formas variantes (Mt 17, 20; Le 17, 6) demuestran que carecía<br />

de una escena real en las tradiciones narradas de Jesús 25••En<br />

verdad os digo (amén) que si alguno dijere a este monte: Quítate<br />

y arrójate al mar, y no vacilare en su corazón, sino que<br />

creyere que lo dicho se ha de hacer (gínetai) se le hará. Por esto<br />

os digo: todo cuanto orando pidiéreis, creed que lo recibiréis<br />

(elábete) y se os dará». Estas palabras indicarían una convicción<br />

por parte de Jesús, de que los poderes espirituales, actuando en<br />

él y a través de él, afectarían y cambiarían el curso de la naturaleza<br />

(d. sin embargo, p. 134). Una espiritualización completa del<br />

texto todavía no ha sido justificada (cf. Le 10, 19).<br />

23. No menciono las narraciones sobre la pesca milagrosa (Le 5, 1­<br />

11) ni la de la moneda encontrada en la boca de un pez (Mt 17, 24-27),<br />

las cuales están ya más expuestas que la mayoría de las tradiciones sobre<br />

Jesús a que se diga de ellas que representan una remodelaci6n legendaria.<br />

24. Por ejemplo, A. E. ]. RAWLINSON, The Cospel according to St<br />

Mark, Methuen 1925; V. TAYLOR, Mark; ]. SMITH, The Cospel according<br />

to Mark (ET Mercier 1968).<br />

25. Sobre la autenticidad d. N. PERRIN, Teacbing 137 s; además,<br />

aquí p. 134.

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