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JESUS y EL ESPIRITU

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La experiencia de Jesús acerca de Dios. La liliaci6n 45<br />

Tampoco se puede demostrar que el relato procede en sus<br />

elementos principales de los Salmos. Ciertamente, el versículo 34<br />

repite los Salmos 42, 6. 12; 43, 5: «¿por qué te abates, alma<br />

mía?». Pero el eco bien pudo haber estado en la mente de Jesús,<br />

como en la reflexión de la Iglesia primitiva. Más importante es<br />

el hecho de que la oración actual, en sí misma, a diferencia de<br />

Me 15, 35, no está tomada verbalmente de los Salmos 36. En su<br />

punto central, el origen de la tradición de Getsemaní se sitúa en<br />

otra parte.<br />

Igualmente significativa es la fuerza del lenguaje de Marcos<br />

en el versículo 33, particularmente ekthambeisthai, una palabra<br />

que parece significar un miedo estremecedor. «Las palabras griegas<br />

ektbambeistbai y ádemonein representan el grado más categórico<br />

de miedo y sufrimiento ilimitados» 37. Este lenguaje es demasiado<br />

fuerte, incluso para el salmista 38, y el paralelo mártir está<br />

señalado aquí más por contraste que por conformidad 39. Una<br />

vez más Mateo es totalmente consciente del aparente descrédito<br />

para Jesús y suaviza el terrible cuadro de Marcos, utilizando un<br />

término más suave lupelstbai (estar triste, dolorido, serio) en vez<br />

de ekthambeisthai. Yo mismo encuentro difícil atribuir el origen<br />

de este recuerdo a cualquiera otra fuente que no sea aquella<br />

escena vivida brutalmente y todavía grabada en la memoria de<br />

los rudos discípulos. La presentación de Jesús en tal aprieto emocional,<br />

tan absolutamente privado de su habitual fuerza de carácter<br />

y determinación, no es la clave creativa que se le ocurriría<br />

a cualquiera, sino al artista consumado y al novelista más hábil,<br />

y Marcos ciertamente no merece tal título 40.<br />

36. R. S. BARBOUR, Getbsemane in tbe Passion Tradition, NTS 16<br />

(1969-79) 235; d. T. BOMAN, Der Gebetskampj [esa, NTS 10 (1963-64)<br />

273 s; E. LINNEMANN 30, 48.<br />

37. E. LOHMEYER, Das Evangelium des Markus, KEK 161963 =<br />

10 1937, 314; d. J. B. LIGHTFOOT, Philippians, Macmillan 1868, 121 (sobre<br />

Flp 2, 26).<br />

38. Se tienen fuertes razones para hablar de la dependencia del lenguaje<br />

de Hebreos respecto de los Salmos (M. DIB<strong>EL</strong>IUS, Getbsemane 261),<br />

pero incluso aquí la fuerza del lenguaje sobrepasa sus alusiones al salmo,<br />

en especial la sentencia: meta krayges iscbyrás ka, dakrydn (a voces<br />

y con lágrimas), véase, con todo, O. MICH<strong>EL</strong>, Der Briej and die Hebrder,<br />

KEK 121966, 220 s.<br />

39. V. TAYLOR, The Cospel according to St Mark, Macmillan 1952,<br />

551: «En contraste con los mártires, que arrostraron la muerte con serenidad,<br />

¿por qué se dice que Jesús erxato ekthambeisthai kai ademanein?»,<br />

40. Cf. J. KLAUSNER, [esus 01 Nazaretb, Allen & Unwin 1925, 330 ss.

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