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JESUS y EL ESPIRITU

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358 Jesús y el Espíritu<br />

al libertinaje y al antinomianismo no es la ley, sino el Espíritu).<br />

En estos pasajes Pablo piensa evidentemente en el sentido profundo<br />

de liberación y renovación que la experiencia de la gracia/<br />

Espíritu de Dios le otorgó; la vida del Espíritu le liberó de la<br />

letra de la ley (cí. Rm 8, 2; 2 Ca 3, 17; Ca 5, 1. 13). En particular<br />

es evidente que en Rm 2, 28 s.; 2 Ca 3, 3 Y Flp 3, 3<br />

Pablo identificó esta experiencia de una nueva vitalidad interior<br />

referente a Dios con la esperanza profética de un corazón circuncidado,<br />

la esperanza escatológica de la ley escrita en el corazón<br />

(2 Cor 3, 3, alude particularmente a Jeremías 31, 34) 119. En consecuencia,<br />

el culto durante largo tiempo no fue ninguna materia<br />

de obligación y exigencia, sino una urgencia espontánea de alabar<br />

a Dios (Flp 3, 3). Para Pablo la primera motivación ética no fue<br />

por mucho tiempo la obediencia a la ley escrita, sino la obediencia<br />

a un impulso interior (la ley escrita en el corazón, la ley del<br />

Espíritu). Esta convicción interior, configurando tanto el motivo<br />

como la acción, también la refiere él «al pensamiento de Cristo»<br />

(1 Ca 2, 16; Flp 2, 5) 120 Y en Rm 14, 22 s., según la «fe/convicción<br />

(pistis) que tú tienes», es decir, refiriéndose a una decisión<br />

particular sobre la conducta cristiana. Ciertamente, Pablo llega a<br />

afirmar que «todo lo que (decisión, conducta) no sea fruto de la<br />

convicción es pecado» (Rm 14, 23) 121. La conducta así como el<br />

cbarisma deben de ser determinados por «la medida de la fe»<br />

(Rm 12, 3; pp. 337 s.).<br />

e) Aquí debemos advertir también el uso de dokimázein que<br />

se refiere al proceso de la decisión ética en Rm 2, 18; 12, 2;<br />

14, 22; El 5, 10; Flp 1, 10 (cí. Col 1, 9 s.). La palabra propiamente<br />

significa «examinar y aprobar algo si supera la prueba» 122.<br />

En Rm 2, 18 está implícito que la misma antítesis ley/espíritu<br />

está en la mente de Pablo cuando usa esta palabra: el judío es<br />

capaz de discernir su moral y aprobar 10 que es justo porque<br />

recibe instrucción de la ley. Pero la capacidad del cristiano para<br />

la decisión moral depende más bien de «la renovación de su<br />

119. Véase también J. D. G. DUNN, Baptism, 135. 146 s. 156.<br />

120. Cf. H. GUNK<strong>EL</strong>, 79 SS.; J. WEISS, Earliest Cbristianity, 557.<br />

121. Con razón dice E. KASEMANN, Rdmer, 363 que aquí, como se<br />

emplea en 1 Co 8, 7·13, «fe» no se debería confundir con «conciencia»;<br />

fe como convicción sobre una cosa concreta es algo positivo y directivo,<br />

mientras que conciencia es primordialmente algo más negativo y regula.<br />

tivo (post eventum) (véase C. A. PIERCE, Conscience in the New Testament,<br />

SCM Press 1955).<br />

122. C. K. BARRETT, Romans, 104.

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