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JESUS y EL ESPIRITU

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490 Jesús y el Espíritu<br />

de Próculo y Rómulo, un testimonio que se tomó como confirmación<br />

de la inmortalidad de Augusto 6.<br />

52.2. Sueños, epifanías y visiones fuera del cristianismo. Tanto<br />

dentro como fuera del judaísmo, desde tiempos antiguos, los<br />

sueños fueron reconocidos como vehículos de revelación, afirmándose<br />

lo mismo respecto de las apariciones de seres divinos. Es<br />

cierto que en el judaísmo se trataría de la epifanía de un ángel,<br />

mientras que en el helenismo se podía tratar de los antiguos dioses<br />

o de la deidad del culto mistérico en cuestión 7. Tampoco<br />

faltan ejemplos en el judaísmo y fuera de él en 10 referente a las<br />

«visiones y revelaciones» de 2 Co 12, 1 ss. y los ejemplos que<br />

Pablo cita en concreto 8. Como buenos ejemplos podemos citar<br />

La ascensión de Isaias 6-11 9, donde Isaías atraviesa los siete<br />

cielos y se le revela la redención que habría de llevar a cabo<br />

Cristo 10. Mencionemos especialmente la visión de Poimandres,<br />

el primer tratado de los escritos herméticos. El núcleo 10 constituye<br />

la descripción de la subida del alma a través de las diferentes<br />

«zonas» y, una vez despojado de todos sus poderes inferiores,<br />

«penetra en la octava naturaleza, poseyendo únicamente su<br />

propio poder». Allí «canta himnos al Padre» y «oye una especie<br />

de sonido dulce de ciertos poderes, los cuales habitan por encima<br />

de la octava naturaleza, alabando a Dios». Luego, subiendo más<br />

alto todavía, él y los que están con él, se convierten en Poderes<br />

y «se adentran en Dios. Tal es la venturosa meta de quienes<br />

poseen conocimiento (gnosis): convertirse en Dios». La visión<br />

acaba con el encargo que se da al vidente para que salve a la<br />

6. DIÓN CASIO, 56. 46. 2.<br />

7. Véase, además, A. GUILLAUME, cap. 5; OEPKE, TDNT 221·34;<br />

E. R. DODDS, Tbe Greeks and the Irrational, California 1951, cap. 4;<br />

M. P. NILSSON, Gescbicbte, 214 ss.; W. RICHTER, Traum und Traumdeutung<br />

im AT, BZ 7 (1963) 202-20; A. D. NOCK, Essays on Religion and<br />

tbe Ancient World, Oxford 1972, 46. 62955. 866.<br />

8. W. BOUSSET, Die Himmelreise der Seele, 1901, reimpreso Darrnstadt<br />

1971; P. VOLZ, Geist, 118. 121-26; H. WINDISCH, 2 Co 374 ss.;<br />

Angus cap. 17; G. G. SCHOLEM, [eunscb Gnosticism, Merkabah Mysticism<br />

and Talmudic Tradition, New York 1960, cap. 3; E. SCHWEIZER, TDNT<br />

7, 1043 nota 245; G. LOHFlNK, Himmeljabrt, cap. 1; M. SMITH, Clement,<br />

238 ss.; C. K. BARRETT, 2 Co 308 ss.<br />

9. Probablemente del siglo II d. c., pero con influencias gnósticas,<br />

especialmente pronunciadas en esta sección; véase A. K. H<strong>EL</strong>MBOLD, Gnostic<br />

Elements in the 'Ascension 01 Isaiab, NTS 18 (1971-72) 222-26.<br />

10. La traducción en E. HENNECKE, Apocrypha I1, 651 ss.

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