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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

I<br />

LA TRADICIÓN MONOTEÍSTA Y LOS<br />

PATRIARCAS DEL DESIERTO<br />

La revelación es tan vieja como la humanidad consciente. Efecto de la<br />

inspiración, se pierde en la noche de los tiempos. Basta haber lanzado una<br />

mirada penetrante a los libros sagrados <strong>del</strong> Irán, de la India y de Egipto,<br />

para asegurarse de que las ideas madres de la doctrina esotérica constituyen su<br />

fondo oculto, pero viviente. En ella se encuentra el alma invisible, el principio<br />

generador de las grandes religiones. Todos los poderosos iniciadores han<br />

percibido en un momento de su vida la irradiación de la verdad central; pero<br />

la luz que de ella han sacado se ha roto y coloreado según su genio y su misión,<br />

según los tiempos y los lugares. Hemos atravesado por la iniciación aria con<br />

Rama, la brahmánica con Krishna, la de Isis y de Osiris con los sacerdotes de<br />

Thebas. ¿Podremos negar, después de esto, que el principio inmaterial <strong>del</strong><br />

Dios supremo, que constituye el dogma esencial <strong>del</strong> monoteísmo y la unidad<br />

de la naturaleza, haya sido conocido por los brahmanes y los sacerdotes de<br />

Ammón-Rá?. Sin duda, ellos no hacían nacer el mundo de un acto<br />

instantáneo, de un capricho de la divinidad, como nuestros teólogos<br />

primarios. Pero sabia y gradualmente, por vía de emanación y de evolución,<br />

extraían lo visible de lo invisible, el universo de las profundidades<br />

insondables de Dios. La dualidad masculino-femenina salía de la unidad<br />

primitiva; la trinidad viviente <strong>del</strong> hombre, de la duada creadora, y así<br />

sucesivamente. <strong>Los</strong> números sagrados constituían el verbo eterno, el ritmo y<br />

el instrumento de la divinidad. Contemplados con más o menos lucidez y<br />

fuerza, evocaban en el espíritu <strong>del</strong> iniciado la estructura interna <strong>del</strong> mundo a<br />

través de la suya propia. Del mismo modo, la nota precisa sacada con un<br />

arco de una lámina de cristal cubierta de arena, dibuja en pequeño las formas<br />

armoniosas de las vibraciones que llenan con sus ondas sonoras el vasto reino<br />

<strong>del</strong> aire. Pero el monoteísmo esotérico de Egipto no salió nunca de los<br />

santuarios. Su ciencia sagrada era como privilegio de una pequeña minoría.<br />

<strong>Los</strong> enemigos <strong>del</strong> exterior comenzaban a batir en brecha aquella antigua<br />

ciuda<strong>del</strong>a de la civilización. En la época a que hemos llegado, en el siglo XII<br />

antes de J. C, el Asia se hundía en el culto de la materia. La India marchaba<br />

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