09.05.2013 Views

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

Mateo y de Lucas la han dado con una sencillez y una poesía aún más<br />

admirables.<br />

“Para el alma que <strong>del</strong> cielo viene, el nacimiento es una muerte”, había<br />

dicho Empédocles, quinientos años antes de Cristo. Por sublime que sea un<br />

espíritu, una vez sumido en la carne pierde temporalmente el recuerdo de todo<br />

su pasado; una vez cogido en el engranaje de la vida corporal, el desarrollo de<br />

su conciencia terrestre queda sometido a las leyes <strong>del</strong> mundo en que encarna.<br />

Cae bajo la fuerza de los elementos. Cuanto más alto haya sido su origen<br />

mayor será el esfuerzo para recobrar sus dormidas potencias, sus<br />

inmensidades celestes, y adquirir conciencia de su misión.<br />

Las almas profundas y tiernas, necesitan silencio y paz para florecer. Jesús<br />

creció en la calma de Galilea. Sus primeras impresiones fueron dulces,<br />

austeras y serenas. El valle natal parecía un jirón <strong>del</strong> cielo caído en un pliegue<br />

de la montaña. La aldea de Nazareth no ha cambiado apenas en el curso de los<br />

siglos. (Todo el mundo recuerda las magistrales descripciones de la Galilea,<br />

de M. Renán, en su Vida de Jesús, y las no menos notables de M. E.<br />

Melchor de Vogüe, Voyage en Syrie et en Palestine). Sus casas escalonadas<br />

bajo la roca parecen, al decir de los viajeros, a cubos blancos sembrados en<br />

una selva de granados, higueras y viñas, como surcada por grandes bandadas<br />

de palomas. Alrededor de este nido de fresco y verdor, circula el aire vivo de<br />

las montañas; en las alturas se abre el horizonte libre y luminoso de Galilea.<br />

Agregad a ese cuadro grandioso el interior grave de una familia piadosa y<br />

patriarcal.<br />

La fuerza de la educación judía residió en todo tiempo en la unidad de<br />

la ley y de la fe, así como en la poderosa organización de la familia, dominada<br />

por la idea nacional y religiosa. La casa paterna era para el niño una especie de<br />

templo. En lugar de los frescos alegres, faunos y ninfas, que adornaban el atrio<br />

de las casas griegas, tales como podían verse en Sephoris y en Tiberiades, no<br />

se veía en las casas judías más que párrafos de la ley y de los profetas, cuyas<br />

bandas rígidas se extendían sobre las puertas y muros en caracteres caldeos.<br />

Pero la unión <strong>del</strong> padre y de la madre en el amor de los hijos, calentaba e<br />

iluminaba la desnudez de aquel interior con una vida espiritual. Allí recibió<br />

Jesús su primera enseñanza, allí por boca de su padre y su madre, aprendió a<br />

conocer al principio las Escrituras. Desde sus primeros años, el largo, el<br />

extraño destino <strong>del</strong> pueblo de Dios se desarrolló ante sus ojos, en las fiestas<br />

periódicas que se celebraban en familia, por la lectura, el canto y la plegaria.<br />

En la fiesta de los Tabernáculos, una cabaña de ramas de mirto y de olivo se<br />

elevaba en el patio o sobre la terraza de la casa, en recuerdo <strong>del</strong> tiempo<br />

336

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!