09.05.2013 Views

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

alcanzarle y unirse a él si lo querían; no abandonarlos hasta después de haber<br />

abierto a su esperanza toda la inmensidad <strong>del</strong> cielo, he aquí la obra prodigiosa<br />

de Jesús sobre sus apóstoles. ¿Creerán o no?. Éste es el nudo <strong>del</strong> drama que se<br />

representa entre ellos y él. Otro hay más tremendo, que se desarrolla en el<br />

fondo de Jesús mismo. Pronto lo expondremos.<br />

Porque en aquella hora, una oleada de alegría sumerge el trágico<br />

pensamiento en la conciencia <strong>del</strong> Cristo. La tempestad no ha soplado aún<br />

sobre el lago de Tiberiades. Es la primera Galilea <strong>del</strong> Evangelio, es el alba <strong>del</strong><br />

reino de Dios, el matrimonio místico <strong>del</strong> iniciado con su familia espiritual.<br />

Ella le sigue, viaja con él, como el cortejo de las paraninfas sigue al esposo de<br />

la parábola. El grupo creyente se apiña tras las huellas <strong>del</strong> maestro amado, en<br />

las playas <strong>del</strong> lago azul, encerrado en sus montañas como en una copa de oro.<br />

Va de las frescas riberas de Capharnaum a los bosquecillos de naranjos de<br />

Bethsaida, a la montañosa Korazin, donde ramilletes de palmas umbrosas<br />

dominan todo el mar de Genezareth. En el cortejo de Jesús las mujeres tienen<br />

un sitio aparte. Madres o hermanas de discípulos, vírgenes tímidas o<br />

pecadoras arrepentidas, le rodean siempre. Atentas, fieles, apasionadas,<br />

esparcen sobre sus pasos como un reguero de amor, su eterno perfume de<br />

tristeza y de esperanza. A ellas no hay que demostrarles que es el Mesías. Con<br />

verlo, basta. La extraña felicidad que emana de su atmósfera mezclada a la<br />

nota de un sufrimiento divino e inexpresado que resuena en el fondo de su ser,<br />

las persuade de que es el hijo de Dios. Jesús había ahogado pronto en sí el<br />

grito de la carne, había dominado el poder de los sentidos durante su estancia<br />

con los esenios. Por esto había conquistado el imperio de las almas y el divino<br />

poder de perdonar, esa voluptuosidad de los ángeles. Así es que puede decir a<br />

la pecadora que se arrastra a sus pies con los cabellos sueltos, esparciendo<br />

bálsamo de mucho precio: “Mucho le será perdonado porque ha amado<br />

mucho”. Palabra sublime que contiene toda una redención; porque quien<br />

perdona, liberta.<br />

El Cristo es el restaurador y el libertador de la mujer digan lo que<br />

quieran San Pablo y los Padres de la Iglesia, que, al rebajar a la mujer al papel<br />

de sierva <strong>del</strong> hombre, han falseado el pensamiento <strong>del</strong> Maestro. <strong>Los</strong> tiempos<br />

védicos la habían glorificado; Buda había desconfiado de ella; Cristo la eleva<br />

devolviéndole su misión de amor y su adivinación. La Mujer iniciada<br />

representa el Alma en la Humanidad, Aisha, como la había llamado Moisés, es<br />

decir, el Poder de la Intuición, la Facultad amante y vidente. La tempestuosa<br />

María Magdalena, de quien Jesús había arrojado siete demonios, según la<br />

expresión bíblica, se convirtió en el más ardiente de sus discípulos. Ella fue la<br />

360

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!