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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

Krishna se levantó con la mano en su espada; quiso volverse contra el<br />

rey. Pero Kansa había huido.<br />

Entonces un resplandor hendió el negro cielo, y Krishna cayó a tierra<br />

como herido por el rayo bajo una luz deslumbradora. Mientras su cuerpo<br />

permanecía insensible, su alma, unida a la <strong>del</strong> anciano, por el poder de la<br />

simpatía, subió en los espacios. La tierra, con sus ríos, sus mares, sus<br />

continentes, desapareció como una negra esfera y los dos se levantaron al<br />

séptimo cielo de los Devas, hasta el Padre de los seres, el sol de los soles,<br />

Mahadeva, la inteligencia divina. Ambos se sumergieron en un océano de luz<br />

que se abría ante ellos. En el centro de la esfera, Krishna vio a Devaki, su<br />

madre radiante, su madre glorificada, que con sonrisa inefable, le tenía los<br />

brazos, le atraía a su seno. Millares de Devas venían a beber en la radiación de<br />

la Virgen-Madre, como en un foco incandescente. Y Krishna se sintió<br />

reasorbido en una mirada de amor de Devaki. Entonces, <strong>del</strong> corazón de la<br />

madre luminosa, su ser irradió a través de todos los cielos. Sintió que él era el<br />

Hijo, el alma divina de todos los seres, la Palabra de Vida, el Verbo<br />

creador superior a la vida universal; él la penetraba, sin embargo por la<br />

esencia <strong>del</strong> dolor, por el fuego de la oración y la felicidad de un divino<br />

sacrificio.<br />

Cuando Krishna volvió en sí, el trueno retumbaba aún en el cielo, la<br />

selva estaba sombría y torrentes de lluvia caían sobre la cabaña. Una gacela<br />

lamía la sangre sobre el cuerpo <strong>del</strong> asceta atravesado. “El anciano sublime” ya<br />

no era más que un cadáver. Pero Krishna se levantó como resucitado. Un<br />

abismo le separaba <strong>del</strong> mundo y de sus vanas apariencias. El había percibido<br />

la gran verdad y comprendido su misión. En cuanto al rey Kansa, lleno de<br />

espanto, huía sobre su carro perseguido por la tempestad, y sus caballos se<br />

encabritaban como fustigados por mil demonios.<br />

(La leyenda de Krishna nos lleva a la fuente misma de la idea de la<br />

Virgen-Madre, el Hombre-Dios y de la Trinidad. En la India, esta idea<br />

aparece, desde el origen, en su simbolismo transparente, con su profundo<br />

sentido metafísico. En el libro Y, capítulo II, él Vishnu-Purana, después<br />

de contar la concepción de Krishna por Devaki, añade: “Nadie podía mirar<br />

a Devaki a causa de la luz que la envolvía, y los que contemplaban su<br />

esplendor sentían su espíritu turbado; los dioses, invisibles a los mortales,<br />

celebraban continuamente sus alabanzas desde que Vishnú estaba encerrado<br />

en su persona”. Ellos decían: “Tú eres esa Prakriti infinita y sutil y que<br />

llevó antes a Brahma en su seno; tú fuiste luego la diosa de la Palabra, la<br />

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