09.05.2013 Views

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

Claro está que los redactores de los Evangelios sinópticos nos han<br />

transmitido los discursos apocalípticos de Jesús en una confusión que los hace<br />

casi indescifrables. Su sentido sólo comienza a ser inteligible en el de Juan. Si<br />

Jesús hubiera realmente creído en su vuelta sobre las nubes algunos años<br />

después de su muerte, como lo admite la exégesis naturalista; o bien, si se<br />

hubiese figurado que el fin <strong>del</strong> mundo y el juicio final de los hombres tendrían<br />

lugar bajo aquella forma — como lo cree la teología ortodoxa — entonces<br />

sólo hubiera sido un iluminado quimérico, un visionario muy mediocre, en vez<br />

de ser el sabio iniciado, el Vidente sublime que demuestra cada palabra de su<br />

enseñanza, cada paso de su vida. Evidentemente, aquí más que nunca, sus<br />

palabras deben tomarse en el sentido alegórico. Aquel de los cuatro<br />

Evangelios que nos ha transmitido mejor la enseñanza esotérica <strong>del</strong> maestro,<br />

el de Juan, nos impone esta interpretación, tan conforme por otra parte con el<br />

genio parabólico de Jesús, cuando nos cuenta estas palabras <strong>del</strong> maestro:<br />

“Tendría aún que deciros muchas cosas, pero ellas están por encima de vuestro<br />

alcance... Os he dicho esas cosas por medio de semejanzas; pero el tiempo<br />

viene en que no os hablaré ya por medio de estos rodeos, sino que os hablaré<br />

abiertamente de mi Padre”.<br />

La promesa solemne de Jesús a los apóstoles se refiere a cuatro objetos,<br />

cuatro esferas crecientes de la vida planetaria y cósmica: la vida psíquica<br />

individual; la vida nacional de Israel; la evolución y el fin terrestres de la<br />

humanidad; su evolución y su fin divinos. Examinemos uno a uno esos cuatro<br />

objetos de la promesa, esas cuatro esferas de donde irradia el pensamiento <strong>del</strong><br />

Cristo antes de su martirio, como un sol poniente, que llena de su gloria toda<br />

la atmósfera terrestre hasta el zenit, antes de lucir en otros mundos.<br />

1. El primer juicio significa: el destino ulterior <strong>del</strong> alma después de la<br />

muerte, el cual es determinado por su naturaleza íntima y por los actos de su<br />

vida. Más arriba he expuesto esta doctrina, a propósito de la conversación de<br />

Jesús con Nicodemo. En el Monte de los Olivos dijo sobre esto a sus<br />

apóstoles: “Vigilaos a vosotros mismos, tened cuidado que vuestros corazones<br />

no se apesadumbren por la concupiscencia y ese día os sorprenda”. (Lucas,<br />

XXI, 34). Y también: “Estad preparados, pues el Hijo <strong>del</strong> Hombre vendrá a la<br />

hora que menos penséis”. (Mateo, XXIV, 66).<br />

2. La destrucción <strong>del</strong> templo y el fin de Israel. “Una nación se elevará<br />

contra otra... Seréis entregados a los gobernantes para ser atormentados... Os<br />

digo en verdad que esta generación no pasará sin que todas esas cosas<br />

lleguen”. (Mateo, XXIV, 4-34).<br />

3. El objetivo terrestre de la humanidad, que no se ha fijado en una<br />

373

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!