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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

El Verbo creador: “¡Levántate, Lázaro!” ha vibrado hasta la médula de<br />

sus huesos y lo ha convertido en un resucitado <strong>del</strong> cuerpo y <strong>del</strong> alma, Juan<br />

comprende ahora por qué es el discípulo más amado; porque sólo él le<br />

comprende en verdad.<br />

Pedro continuará siendo el hombre <strong>del</strong> pueblo, el creyente impetuoso y<br />

candido que desmayó en los últimos instantes. Juan será el Iniciado y el<br />

vidente que acompañará al Maestro al pie de la cruz, en la oscuridad de la<br />

tumba y en el esplendor <strong>del</strong> Padre.<br />

5. CUARTO GRADO INICIATICO: VISIÓN SUPREMA<br />

LA TRANSFIGURACIÓN<br />

Epifanía o Visión suprema significa, en la Ini- ciación pitagórica, la<br />

visión conjuntiva a la que debe seguir la espiritual contemplación.<br />

Es la íntima comprensión y la asimilación profunda de las cosas en<br />

espíritu contempladas. La Videncia conduce a una concepción sintética <strong>del</strong><br />

Cosmos. Es la coronación iniciática. A tal fase corresponde, en la educación<br />

dada por Cristo a los apóstoles, el fenómeno de la Transfiguración.<br />

Recordemos las circunstancias en las que tiene lugar tal acontecimiento.<br />

Palidecía la primaveral aurora <strong>del</strong> idilio galileo. Todo en torno de Cristo<br />

se ensombrecía. Sus mortales enemigos, fariseos y saduceos, acechaban su<br />

retorno a Jerusalén para prenderle y entregarlo a la justicia.<br />

En las fieles ciudades de Galilea las defecciones se producían en masa<br />

bajo las calumnias de la gran Sinagoga acusando a Jesús de blasfemia y<br />

sacrilegio. Y a no tardar, Cristo, disponiéndose a su postrer viaje, se despedía<br />

tristemente desde un elevado pro- montorio de sus ciudades queridas y su lago<br />

bienamado: “¡Maldición a ti, Cafarnaum; a ti, Corazin, y a ti, Betsaida!”.<br />

Iracundos asaltos oscurecían cada vez más su aureola de Arcángel Solar.<br />

La noticia de la muerte de Juan Bautista, decapitado por Herodes<br />

Antipas, advirtió a Jesús que se acercaba su hora. Conocía su destino y no<br />

retrocedía ante él. Pero una pregunta le asaltaba: “¿Han comprendido mis<br />

discípulos mi Verbo y su misión en el mundo?”. La mayor parte, impregnados<br />

<strong>del</strong> pensamiento judío, imaginaban al Mesías como dominador de los pueblos<br />

por medio de las armas. No hallábanse todavía lo suficientemente preparados<br />

para comprender la tarea que asumía el Cristo en la historia. Jesús quiso<br />

preparar a sus tres elegidos. El relato de Mateo es, en lo que a ello se refiere,<br />

especialmente significativo y de singular relieve.<br />

Seis días después, llamó jesús a Pedro, Santiago y Juan, su hermano, y<br />

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