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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

<strong>Los</strong> dos primeros grados de esta Iniciación se destinaban al pueblo, es<br />

decir, a la totalidad, y se administraban junta y simultáneamente. <strong>Los</strong> dos<br />

últimos se reservaban a los apóstoles y particularmente a tres de ellos,<br />

administrándoselos gradualmente, hasta el fin de su vida.<br />

Esta renovación de los antiguos Misterios representa, en un aspecto, una<br />

vulgarización y una continuación y por otra parte predisponían y capacitaban<br />

para la videncia sintética por medio de una más elevada espiritualidad.<br />

2. PRIMER GRADO: PREPARACIÓN<br />

EL SERMÓN DE LA MONTAÑA Y EL REINO DE DIOS<br />

Comienza la labor de Cristo por el idilio de Galilea y el anuncio <strong>del</strong><br />

“Reino de Dios”.<br />

Esta predicación nos muestra su enseñanza popular y significa a un<br />

tiempo preparación para los más sublimes Misterios que gradualmente<br />

revelará a los apóstoles, es decir, a sus más allegados discípulos. Corresponde<br />

a la preparación moral en los antiguos Misterios.<br />

Pero no nos hallamos ya en los templos ni en las criptas. La Iniciación<br />

galilea tiene por escenario el lago de Genezaret, de claras aguas, sustentadoras<br />

de peces múltiples. <strong>Los</strong> jardines y boscajes de sus orillas, sus montañas azules<br />

de matices violáceos, cuyas vastas ondulaciones cercan el lago como copa de<br />

oro, todo este paraíso embalsamado por plantas silvestres, forma el más<br />

rotundo contraste con el infernal paisaje <strong>del</strong> Mar Muerto.<br />

Este cuadro, con la multitud inocente y candida que lo habita, era<br />

necesario al comienzo de la misión <strong>del</strong> Mesías. El Dios encarnado en el<br />

cuerpo de Jesús de Nazaret, sustenta un divino plan gestado durante siglos en<br />

líneas vastas como rayos solares. Ahora que es hombre y cautivo de la tierra,<br />

el mundo de las apariencias y de las tinieblas, precisa buscar la aplicación de<br />

aquel plan, paso a paso, grado por grado, sobre su pedregosa senda.<br />

Se hallaba bien parapetado para ello. Leía en las conciencias, atraía a<br />

los corazones. Con una mirada penetraba en las almas, leyendo en sus<br />

destinos. Cuando decía al pescador Pedro, mientras aparejaba sus jarcias sobre<br />

la playa: “Sigúeme y te convertiré en pescador de hombres”. Pedro se levanta<br />

y le sigue.<br />

Cuando aparece, en el crepúsculo, con su blanco manto de esenio, con<br />

la peculiar aureola que le circundaba, Santiago y Juan le preguntan: “¿Quién<br />

eres?”. Y Él responde sencillamente: “Venid a mi Reino”. Y ellos van.<br />

Ya le sigue un cortejo de pescadores, de peajeros, de mujeres jóvenes y<br />

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