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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

pedantismo exige de nosotros más ciega fe que la de los más fanáticos<br />

creyentes. Como ha dicho muy bien Rousseau, si los pescadores de Galilea,<br />

los escribas de Jerusalén y los filósofos neoplatónicos de Éfeso hubiesen<br />

fabricado por entero la figura de Jesús-Cristo que venció al mundo antiguo y<br />

ha conquistado a la humanidad moderna, resultaría un milagro más ilógico y<br />

de más difícil comprensión que todos los realizados por Cristo. Para el<br />

ocultismo contemporáneo, como para los iniciados de todo tiempo, son hechos<br />

conocidos y averiguados si bien realzados por él a su máxima potencia.<br />

Estos milagros materiales eran necesarios para persuadir a los<br />

contemporáneos de Jesús. Lo que ante nosotros se impone aún hoy con no<br />

menos invencible poderío, es la figura sugerente, es la incomparable grandeza<br />

espiritual de este mismo Jesús que resurge de los Evangelios y de la<br />

conciencia humana más lleno cada vez de vida.<br />

Afirmemos, pues, con Rodolfo Steiner: “La moderna crítica sobre los<br />

Evangelios no nos aclara más que la contraparte externa y materiales detales<br />

documentos. Pero nada nos aporta de su esencia. Una personalidad tan vasta<br />

como la de Cristo, no podía abarcarla uno solo de sus discípulos. Debía<br />

revelarse a cada cual según sus facultades, al través de un aspecto distinto de<br />

su naturaleza. Supongamos que sólo tomáramos la fotografía de un árbol por<br />

un solo lado. No tendríamos más que una imagen parcial. Supongamos,<br />

empero, que la tomáramos desde cuatro distintos puntos de vista. Tendríamos<br />

entonces una imagen completa.<br />

“Lo mismo ocurre con los Evangelios. Cada uno de ellos corresponde a<br />

un distinto grado de iniciación y nos presenta diversamente la naturaleza de<br />

Jesús-Cristo”.<br />

“Mateo y Lucas nos describen preferentemente al maestro Jesús, es<br />

decir, la naturaleza humana <strong>del</strong> fundador <strong>del</strong> cristianismo. Marcos y Juan<br />

sugieren, por encima de todo, su naturaleza espiritual y divina”.<br />

“Lucas, el evangelista más poético y más imaginativo, relata la vida<br />

íntima <strong>del</strong> Maestro. Veía el reflejo de su yo en su cuerpo astral. Describe, en<br />

conmovedoras imágenes, el poder de amor y de sacrificio que derramaba su<br />

corazón”.<br />

“Marcos corresponde al aura magnética que rodea a Cristo cuyos rayos<br />

se prolongan hasta el mundo <strong>del</strong> espíritu. Él nos muestra, sobre todo, su fuerza<br />

milagrosa de terapeuta, su majestad y poderío”.<br />

“Juan es por excelencia, el Evangelio metafísico. Su objeto es revelar el<br />

divino espíritu de Cristo. Menos preciso que Marcos y Mateo, más abstracto<br />

que Lucas, carece, al revés de este último, de las incisivas visiones que<br />

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