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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

V<br />

EL GRAN COMBATE<br />

Cuando, después de diez años de soledad y de meditación, regresó de<br />

nuevo Zoroastro a su tribu natal, los suyos apenas le reconocieron.<br />

Una llama bélica brotaba <strong>del</strong> misterio de sus grandes ojos y una<br />

soberana autoridad emanaba de su palabra. Convocó a su tribu y a las vecinas<br />

tribus arias para incitarlas a la pelea contra los turanios. Pero simultáneamente<br />

les anunció su revelación, el Zend-Avesta, el viviente verbo, la palabra de<br />

Ormuz.<br />

Esta palabra convirtióse en el centro animador de su obra. Purificación,<br />

trabajo y lucha, tales fueron las tres disciplinas. Purificación <strong>del</strong> espíritu y <strong>del</strong><br />

cuerpo por la plegaria y el culto <strong>del</strong> fuego, a quien llama “hijo de Ormuz”, que<br />

entraña el primordial aliento de Dios. Trabajo de la tierra con los útiles de<br />

labranza y el cultivo de los árboles sagrados, el ciprés, el cedro y el naranjo;<br />

trabajo coronado de amor con la esposa, sacerdotisa <strong>del</strong> hogar. Lucha contra<br />

Arimán y los turanios enemigos.<br />

La vida de los arios, bajo la guía de Zoroastro, fue de este modo un<br />

interminable velar de armas, un combate incesante ritmado y dulcificado por<br />

las tareas campestres y los goces másculos <strong>del</strong> hogar.<br />

<strong>Los</strong> himnos a Ormuz embellecían el cotidiano sacrificio <strong>del</strong> fuego. La<br />

primitiva ciudad fundada por Zoroastro convirtióse en floreciente urbe y<br />

fortaleza. Sembrábase arco en mano y dardo al cinto. Laborábase el campo de<br />

batalla y se cosechaba durante los días de paz.<br />

Se avanzaba lentamente. Sobre cada solar conquistado, mandaba erigir<br />

Zoroastro el cerco de empalizada, germen de una ciudad futura, y en el centro,<br />

el altar de fuego bajo un pórtico rodeado de cipreses, a menudo cercano a una<br />

fuente.<br />

Se instituyeron los mobeds o sacerdotes y los destores, o doctores de la<br />

ley. Se prohibió, bajo pena de muerte, dar las hijas por esposas a los turanios y<br />

tomar las hijas de ellos por esposas.<br />

Zoroastro dio por símbolo a sus bélicos labradores los animales<br />

sagrados, sus compañeros y colaboradores: el perro fiel, el caballo presto, el<br />

gallo vigilante. “¿Qué nos dice el canto <strong>del</strong> gallo?. Levántate, es de día. El que<br />

antes madruga, entra en el paraíso”.<br />

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