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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

II<br />

LA INDIA, AL APARECER EL BUDA<br />

Durante muchos millares de años, desplegó su esplendor la civilización<br />

brahmánica, manteniendo su equilibrio a través de guerras intestinas, de<br />

rivalidades dinásticas y de las innovaciones de los cultos populares.<br />

Proveníale este equilibrio de la sabiduría védica, cuyo poderío perdura<br />

todavía.<br />

Sin embargo, seis o siete siglos antes de nuestra era, se inició el declive.<br />

A pesar de la sólida unidad religiosa que dominaba la diversidad de sus sectas,<br />

la India, dividida en multitud de reinos, predispuesta para las invasiones<br />

extranjeras de las que Alejandro Magno daría, tres siglos más tarde, la señal<br />

definitiva, se anemiaba y decaía. Entregada a sus luchas intestinas y a las<br />

intrigas de harén, afeminados por la poligamia sus reyes, deslizábase su vida<br />

entre el lujo y la pereza, mientras el pueblo se bastardeaba por el<br />

desbordamiento de las razas inferiores. Ante los templos de Siva, los faquires<br />

fanáticos, caricaturas de los verdaderos ascetas, se entregaban a odiosas<br />

mortificaciones bajo pretexto de alcanzar la santidad. A las sacras vírgenes, las<br />

devasis, que figuraron siempre en los templos de Brahmá y de Vishnú, se<br />

oponían ahora las sacerdotisas de Kali. Con sus miradas más llameantes que<br />

sus antorchas encendidas, con sus ojos en los que brillaba la sed inextinguible<br />

de voluptuosidad y de muerte, atraían a los fieles fascinados a sus templos<br />

tenebrosos. <strong>Los</strong> parias se entregaban todavía a placeres más viles para olvidar<br />

sus dolores y el yugo de la esclavitud. De los bajos fondos de esta sociedad<br />

subían lamentos mezclados a los gritos de alegría salvaje con los miasmas <strong>del</strong><br />

vicio y el aliento de pasiones disolventes, amenazando sus virtudes seculares y<br />

sus conquistas <strong>del</strong> espíritu.<br />

Éstas permanecían todavía guardadas por los brahmanes. Ya que, en la<br />

cima de este mundo, velaba aún con ellos la tradición, la inmemorial<br />

sabiduría, que se reducía cada vez más. Había perdido su espontaneidad<br />

primitiva, su amplia visión abierta sobre el Cosmos como sobre el mundo<br />

interior. Limitada a fórmulas abstractas, se osificaba en el ritualismo y en la<br />

pedantería escolástica, no restándole de su pasado más que la prodigiosa<br />

ciencia. Y aun ésta comenzaba a declinar.<br />

¡Dichosos los pueblos que, en la embriaguez de la acción, beben la onda<br />

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