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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

III<br />

LOS MISTERIOS DE ELEUSIS<br />

<strong>Los</strong> misterios de Eleusis fueron en la antigüedad griega y latina, objeto<br />

de una veneración especial. <strong>Los</strong> mismos autores que pusieron en ridículo las<br />

fábulas mitológicas, no osaron tocar al culto de las “<strong>Grandes</strong> diosas”. Su<br />

reino, menos ruidoso que el de los Olímpicos, se mostró más seguro y más<br />

eficaz. En tiempo inmemorial, una colonia griega llegada de Egipto había<br />

traído a la tranquila bahía de Eleusis el culto de la grande Isis, bajo el nombre<br />

de Demeter o la madre universal. Desde aquel tiempo, Eleusis había<br />

continuado siendo un centro de iniciación.<br />

Demeter y su hija Perséfona presidían los pequeños y los grandes<br />

misterios; de ahí su prestigio. Si el pueblo reverenciaba la tierra madre en<br />

Ceres, diosa de la agricultura, los iniciados veían en ella la luz celeste, madre<br />

de las almas y la Inteligencia divina, madre de los dioses cosmogónicos. Su<br />

culto estaba servido por sacerdotes pertenecientes a la más antigua familia<br />

sacerdotal <strong>del</strong> Atica. Se llamaban hijos de la Luna, es decir, nacidos para ser<br />

mediadores entre la Tierra y el Cielo, salidos de la esfera donde se encuentra<br />

el puente lanzado entre las dos regiones, por el cual las almas descienden y<br />

suben. Desde el origen sus funciones habían consistido en “cantar, en este<br />

abismo de miserias, las <strong>del</strong>icias de la celeste estancia y enseñar los medios de<br />

volver a encontrar el carriño”. De aquí su nombre de Eumólpidos o “cantores<br />

de las melodías bienhechoras”, dulce regeneradoras de los hombres. <strong>Los</strong><br />

sacerdotes de Eleusis enseñaron siempre la gran doctrina esotérica que de<br />

Egipto le llegara. Pero en el curso de las edades la revistieron con todo el<br />

encanto de una mitología plástica y encantadora. Por un arte sutil y profundo,<br />

aquellos magos supieron servirse de las pasiones terrestres para expresar<br />

celestes ideas. Aprovecháronse <strong>del</strong> atractivo de los sentidos, de la pompa de<br />

las ceremonias, de las seducciones <strong>del</strong> arte, para insinuar en el alma una vida<br />

mejor y en el espíritu la inteligencia de las verdades divinas. En parte alguna<br />

los misterios aparecen bajo una forma tan humana, tan vívida y coloreada.<br />

El mito de Ceres y de su hija Proserpina forma el corazón <strong>del</strong> culto de<br />

Eleusis. (Véase el himno homérico a Deméter). Como una teoría brillante,<br />

toda la iniciación eleusiana gira y se desenvuelve alrededor de aquel círculo<br />

luminoso. Más, en su sentido íntimo, este mito es la representación simbólica<br />

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