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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

rechazado en condiciones parecidas a las que aparecen en los milagros de<br />

Moisés. En 480 (A. de J. C), las tropas de Jerjes lo atacaron y<br />

retrocedieron espantadas ante una tempestad, acompañada de llamas que<br />

salían <strong>del</strong> suelo, y de la caída de grandes bloques de roca. (Herodoto). —<br />

En 279 (A. de J. C), el templo fue de nuevo atacado por una invasión de<br />

Galls o Kimris. Delfos sólo estaba defendido por una pequeña tropa de<br />

Focenses. <strong>Los</strong> bárbaros dieron el asalto; en el momento en que iban a<br />

penetrar en el templo, una tempestad estalla y los Focenses rechazaron a<br />

los Galls. (Véase la hermosa narración en L’Histoire des Gaulois, de<br />

Amadeo Tierry, libro II). Esta fuerza es llamada akásha por los brahmanes,<br />

fuego principio por los magos de Caldea, gran agente mágico por los<br />

Cabalistas de la Edad Media. Desde el punto de vista de la ciencia moderna, se<br />

la puede llamar fuerza etérea. Se puede bien atraerla directamente, bien<br />

evocarla por intermedio de agentes invisibles, conscientes o semiconscientes,<br />

que pululan en la atmósfera terrestre y que la voluntad de los magos sabe<br />

dominar. Esta teoría nada tiene de contrario a una concepción racional <strong>del</strong><br />

universo, y aun es indispensable para explicar una multitud de fenómenos,<br />

que sin ella serían incomprensibles. Es preciso añadir, únicamente, que estos<br />

fenómenos están regidos por leyes inmutables y siempre proporcionadas a la<br />

fuerza intelectual, moral y magnética <strong>del</strong> adepto.<br />

Una cosa antirracional y antifilosófica sería el poner en movimiento la<br />

causa primera, Dios, por un ser cualquiera, o la acción inmediata de esta<br />

causa por él, lo que vendría a ser una identificación <strong>del</strong> individuo con Dios.<br />

El hombre no se eleva a él, más que relativamente por el pensamiento o por<br />

la oración, por la acción o por el éxtasis. Dios sólo ejerce su acción en el<br />

universo indirecta y jerárquicamente por medio de las leyes universales e<br />

inmutables que expresan su pensamiento, como a través de los miembros de<br />

humanidad terrestre y divina que le representan parcial y proporcionalmente<br />

en lo infinito <strong>del</strong> espacio y <strong>del</strong> tiempo.<br />

Sentados esos puntos, creemos perfectamente posible que Moisés,<br />

sostenido por los poderes espirituales que le protegían y manejando la fuerza<br />

etérea con una ciencia consumada, haya podido servirse <strong>del</strong> arca como de una<br />

especie de receptáculo, de acumulador atractivo para la producción de<br />

fenómenos eléctricos de una potencia tremenda. Él se aislaba con sus<br />

sacerdotes y confidentes por medio de vestiduras de lino y perfumes que le<br />

protegían de las descargas <strong>del</strong> fuego etéreo. Pero esos fenómenos debieron ser<br />

raros y limitados. La leyenda sacerdotal los exageró. Debió bastar a Moisés<br />

herir de muerte a algunos jefes rebeldes o a algunos levitas desobedientes por<br />

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