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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

emisario de la sinagoga, se acercaron al rudo predicador. Inclinado sobre él, el<br />

astuto escriba dijo con sarcasmo:<br />

— Vamos a ver. ¿Cuándo nos vas a mostrar al Mesías?.<br />

Juan contempló severamente al escriba y sin levantarse contestó:<br />

— ¡Insensatos!. ¡Acaba de pasar entre vosotros!... ¡y no lo habéis<br />

reconocido!.<br />

— ¿Qué dices?. ¿Es acaso ese Esenio el Mesías?. Entonces, ¿Por qué no<br />

le sigues?.<br />

— No me está permitido. Es preciso que él crezca mientras yo<br />

disminuya. Se acabó mi tarea. No predicaré más... ¡Id a Galilea!.<br />

Un soldado de Herodes, una especie de Goliat con semblante de<br />

verdugo que respetaba al Bautista y se complacía oyéndole, murmuró<br />

alejándose con piadosa amargura:<br />

— ¡Pobre hombre!. ¡Su Mesías lo ha puesto enfermo!.<br />

Pero el escriba de Jerusalén partió riéndose a grandes carcajadas,<br />

gritando:<br />

— ¡Qué imbéciles sois!. Se ha vuelto loco... ¡Os habréis convencido de<br />

que he obligado a callar a vuestro profeta!.<br />

* * *<br />

Tal fue el descenso <strong>del</strong> Verbo Solar en el Maestro Jesús.<br />

Hora solemne, capital momento de la Historia. Misteriosamente — y<br />

con qué inmenso amor las divinas potestades actuaron desde lo alto durante<br />

milenios, para cobijar al Cristo y lograr que luciera para la humanidad al<br />

través de otros Dioses.<br />

Vertiginosamente — y con qué frenético deseo — el océano humano<br />

alzóse desde sus profundidades como un torbellino valiéndose <strong>del</strong> pueblo<br />

judío para formar en su cima un cuerpo digno de recibir al Mesías.<br />

Y por fin se cumplió el deseo de los ángeles, el sueño de los magos, el<br />

clamor de los profetas.<br />

Juntáronse ambas espirales. El torbellino <strong>del</strong> amor divino unióse al<br />

torbellino <strong>del</strong> dolor humano. Se formó la tromba.<br />

Y, durante tres años, el Verbo Solar recorrerá la tierra a través de un<br />

cuerpo lleno de fortaleza y de gracia, para probar a todos los hombres que<br />

Dios existe, que la Inmortalidad no es una palabra vana y que los que aman,<br />

creen y esperan, pueden alcanzar el cielo al través de la muerte y de la<br />

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