09.05.2013 Views

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

pervertida y el Insondable, el Dios-Padre, se hallaba demasiado lejos de la<br />

pobre conciencia humana.<br />

Y el Hombre, pervertido, degenerado, moría sin conocer la sed de los<br />

Dioses ausentes. La mujer, que necesitaba ver a Dios al través <strong>del</strong> Hombre,<br />

moría al carecer de Héroe, de Maestro, de Dios vivo. Se convertía en víctima o<br />

cortesana, como la sublime y trágica Mariana, hija de los Macábeos, que quiso<br />

con inmenso amor al tirano Herodes y no halló más que los celos, la<br />

desconfianza y el puñal asesino...<br />

Y el Maestro Jesús, errando sobre los acantilados de Engaddi oía la<br />

lejana pulsación rítmica <strong>del</strong> lago. Esta voz densa que se amplificaba<br />

repercutiendo en las anfractuosidades de las rocas, como vasto gemido de mil<br />

ecos, parecía entonces el grito de la marea humana elevándose hasta Adonai<br />

para reclamarle un profeta, un Salvador, un Dios...<br />

Y el antiguo Zoroastro, convertido en el humilde Esenio, también<br />

invocaba al Señor ¿Descendería el Rey de los Arcángeles solares para dictarle<br />

su misión?. Pero no descendía.<br />

Y en vez de la visión esplendorosa, una negra cruz se le aparecía en la<br />

vigilia y el sueño. Interior y exteriormente, flotaba ante su presencia. Le acom-<br />

pañaba en la playa, le seguía sobre los grandes acantilados, erguíase en la<br />

noche como sombra gigantesca entre el Mar Muerto y el estrellado cielo.<br />

Cuando interrogaba al impasible fantasma, Una voz respondía desde el<br />

fondo de sí mismo:<br />

— Has erigido tu cuerpo sobre el altar de Adonai, como áurea y<br />

marfileña lira. Ahora tu Dios te reclama para manifestarse a los hombres. ¡Él<br />

te busca y te reclama!. ¡No escaparás!. ¡Ofrécete en holocausto!. ¡Abraza la<br />

cruz!<br />

Y Jesús temblaba de pies a cabeza.<br />

En la misma época, murmullos insólitos pusieron en guardia a los<br />

solitarios de Engaddi. Dos esenios que volvían <strong>del</strong> Jordán anunciaron que Juan<br />

Bautista predicaba el arrepentimiento de los pecados a orillas <strong>del</strong> río, entre una<br />

turba inmensa. Anunciaba al Mesías diciendo: “Yo os bautizo con agua. Aquel<br />

que vendrá os bautizará con fuego”. Y la agitación cundía en toda la Judea.<br />

Una mañana, paseaba el Maestro Jesús por la playa de Engaddi con el<br />

centenario patriarca de los esenios. Dijo Jesús al jefe de la cofradía:<br />

— Juan Bautista anuncia al Mesías. ¿Quién será?.<br />

Contempló el anciano durante largo rato al grave discípulo y dijo:<br />

— ¿Por qué lo preguntas si ya lo sabes?.<br />

— Quiero escucharlo de tus labios.<br />

472

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!