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Los Grandes Iniciados - Artículos del Escritor Laab Akaakad

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Edouard Schure – <strong>Los</strong> <strong>Grandes</strong> <strong>Iniciados</strong><br />

Es evidente que esta última categoría escapa a toda regla, a toda<br />

clasificación. Pero una constitución de la sociedad humana, que no tiene en<br />

cuenta las tres primeras categorías, que no da a cada una de ellas su función<br />

normal y los medios necesarios para desarrollarse, sólo es externa y no<br />

orgánica. Claro está que en una época primitiva, que remonta probablemente<br />

a los tiempos védicos, los Brahmanes de la India fundaron la división de la<br />

sociedad en castas sobre el principio ternario. Pero con el tiempo, esa división<br />

tan justa y tan fecunda, se cambió en privilegio sacerdotal y aristocrático. El<br />

principio de la vocación y de la iniciación se transformó en principio de<br />

herencia. Las castas cerradas terminaron por petrificarse, y la decadencia<br />

irremediable de la India fue su resultado. El Egipto, que conservó bajo todos<br />

los Faraones la constitución ternaria, con las castas movibles y abiertas, el <strong>del</strong><br />

examen a todas las funciones civiles y militares, vivió cinco o seis mil años<br />

sin cambiar su constitución. En cuanto a Grecia, su temperamento móvil la<br />

hizo pasar rápidamente de la aristocracia a la democracia, y de ésta a la tiranía.<br />

Giró ella en ese círculo vicioso como un enfermo que va de la fiebre a la<br />

letargia para volver a la fiebre. Quizá necesitaba aquella excitación para<br />

producir su obra sin par la traducción de la sabiduría profunda, pero oscura,<br />

<strong>del</strong> Oriente a un lenguaje claro y universal; la creación de lo Bello por el Arte<br />

y la fundación de la ciencia abierta y razonada, sucediendo a la iniciación<br />

secreta e intuitiva. Sin embargo, debió tanto como los otros pueblos todo esto<br />

a su organización religiosa, y a ésta también debió sus más elevadas<br />

inspiraciones. Social y políticamente hablando, se puede decir que ella vivió<br />

siempre en lo provisional y lo excesivo. En su calidad de adepto, Pitágoras<br />

había comprendido, desde la cumbre de la iniciación, los principios eternos<br />

que rigen a la Sociedad, y perseguía el plan de una grande reforma según<br />

aquellas verdades. Veremos en seguida como él y su escuela naufragaron en<br />

las tempestades de la democracia.<br />

Desde las puras cimas de la doctrina, la vida de los mundos se<br />

desenvuelve según el ritmo de la Eternidad. ¡Espléndida epifanía!. Pero a los<br />

rasgos mágicos <strong>del</strong> firmamento sin nubes, la tierra, la humanidad nos abren<br />

también sus secretas profundidades. Preciso es encontrar lo infinitamente<br />

grande en lo infinitamente pequeño, para sentir la presencia de Dios. Esto es<br />

lo que experimentaban los discípulos de Pitágoras cuando el maestro les<br />

mostraba, para coronar su enseñanza, cómo la eterna Verdad se manifiesta en<br />

la unión <strong>del</strong> Hombre y de la Mujer, en el matrimonio. La belleza de los<br />

números sagrados que ellos habían comprendido y contemplado en lo Infinito,<br />

iban a volverla a encontrar en el corazón mismo de la vida, y Dios brotaba<br />

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