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Diccionario_Biblico

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mujeres, María Magdalena; los discípulos, Pedro, Juan, Santiago, Tomás; los guardias, los<br />

ancianos, los discípulos de Emaús, los quinientos hermanos mencionados en 1 Co. 15:6, los once<br />

apóstoles, Saulo de Tarso (cfr. los Evangelios, Hch. 10:40-41; 1 Co. 15:5-8). Los discípulos, bien<br />

lejos de inventarse apariciones imaginarias, fueron difícilmente persuadidos de un hecho tan<br />

extraordinario. El Señor Jesús tuvo que reprocharles vivamente su incredulidad y dureza de<br />

corazón (Mr. 16:13-14; Lc. 24:22-25, 37-39), y les dio unas pruebas tales que finalmente<br />

quedaron totalmente persuadidos. Su fe consiguiente los transformó y los capacitó para ir hasta<br />

el mismo martirio por su Señor resucitado. Por otra parte, el sepulcro había quedado vacío, y los<br />

mismos enemigos de la naciente Iglesia, que tenían en sus manos todos los resortes del poder, no<br />

pudieron jamás presentar el cadáver del Crucificado. Después de los cuarenta días transcurridos<br />

con Sus apóstoles, el Señor los dejó, y glorificado en las alturas les envió el Espíritu Santo (Hch.<br />

1:3-9). Desde entonces, los discípulos vinieron a ser, en todo lugar, testigos de la resurrección<br />

(Hch. 1:22; 2:32; 3:15; 4:10, 33; 5:31-32; 10:40-42; 13:30-37; 25:19, etc.).<br />

Consecuencias de la resurrección:<br />

(A) Para el mismo Jesucristo: Él ha sido declarado Hijo de Dios con poder (Ro. 1:4); le ha sido<br />

dado todo poder en los cielos y en la tierra (Mt. 28:18); desde entonces está sentado a la diestra<br />

de Dios, coronado de gloria y de honra (Hch. 2:32-34; He. 2:9), esperando el momento de Su<br />

venida para establecer Su reino (Hch. 17:31).<br />

(B) Para los creyentes: la resurrección hace posible nuestra salvación (Ro. 4:25). El Cristo<br />

viviente intercede por nosotros y nos da plena salvación (He. 7:23-25; 1 P. 3:21). Cristo, el<br />

último Adán, crea una nueva humanidad, de la que el creyente viene a formar parte (1 Co. 15:45-<br />

49). Él es las primicias de los muertos, y Su resurrección es la firme garantía de la del creyente.<br />

Él es la resurrección y la vida; ciertamente, ha resucitado (1 Co. 15:20-23; Jn. 11:25-26). (Véase<br />

JESUCRISTO.)<br />

1154<br />

(b) La resurrección de los creyentes.<br />

Éste es un artículo fundamental de la fe cristiana, y la Biblia la muestra de una manera<br />

multiforme. Aunque se afirma con frecuencia que en el AT no se halla mencionada de una<br />

manera explícita, contiene, sin embargo, alusiones directas a ella, y claras profecías. Hay los<br />

relatos de tres resurrecciones que demuestran que el poder de Dios triunfa sobre la muerte (1 R.<br />

17:21; 2 R. 4:34; 13:21). Dos arrebatamientos demuestran que los amados del Señor pueden<br />

escapar a la tumba (Gn. 5:24; 2 R. 2:11). Tres tipos de la resurrección ya han sido mencionados<br />

en el apartado (a) anterior acerca de Jesucristo (Gn. 22:5, cfr. He. 11:19; Nm. 17:8; Mt. 12:39-<br />

40). Ezequiel da una visión imponente de una resurrección nacional. Aunque se trate de la<br />

resurrección de Israel como nación (Ez. 37:1-10, cfr. Ez. 37:11-14), no deja de ser notable que la<br />

imagen usada para ello es la de la resurrección. Job proclama, en uno de los libros más antiguos<br />

de la Biblia, si no el que más, su fe en la resurrección basada en la vida de su Redentor (Jb.<br />

19:23-27). El salmista sabe que Dios lo sacará de la morada de los muertos (Sal. 49:15). Isaías<br />

anuncia la victoria definitiva sobre la muerte (Is. 25:7-8). Si bien Is. 26:19 es entendido por<br />

algunos como refiriéndose a la resurrección nacional de Israel, otra vez se aplica la observación<br />

referente a Ezequiel: el hecho mismo de que se use la imagen de la resurrección es sumamente<br />

significativo. Daniel habla claramente de dos tipos de resurrección (Dn. 12:2), y él recibe<br />

personalmente la certeza de que se levantará para recibir su heredad (Dn. 12:13). (Para una<br />

exégesis detallada de Dn. 12:2, véase apéndice al final de este artículo.) Finalmente, Oseas canta<br />

el triunfo sobre el sepulcro. Jesús mismo ve en Éx. 3:6, 15-16 una afirmación de la resurrección<br />

(Lc. 20:37-38). En realidad, la idea de la resurrección subyace en todas las enseñanzas del AT.

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