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Diccionario_Biblico

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Mediante el derramamiento de su sangre el Señor Jesús ha puesto en vigor el Nuevo Pacto, en<br />

base al cual puede justificar a los que en Él creen (Ro. 3:22-26); así, Dios promete: «nunca más<br />

me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades».<br />

El destino de los no arrepentidos será el castigo eterno (Mt. 13:41). (Véase IMPIEDAD.)<br />

565<br />

nom, INMORTALIDAD<br />

tip, DOCT<br />

ver, CASTIGO ETERNO, ALMA, CIELO, RESURRECCIÓN, MUERTE<br />

vet,<br />

Vida sin fin, exenta de muerte y de aniquilación. Por definición, Dios es el único que tiene<br />

inmortalidad (1 Ti. 1:17; 6:16). Solamente Él es esencialmente eterno (Sal. 90:2), como lo son el<br />

Hijo (He. 13:8) y el Espíritu Santo (He. 9:14).<br />

A. La inmortalidad del hombre o del alma humana.<br />

En la actualidad es cosa corriente su negación, con la justificación de que sólo Dios posee este<br />

atributo (1 Ti. 6:16). También los hay que presentan el texto de Ez. 18:4, «el alma que pecare,<br />

ésta morirá». (Cfr. Ro. 6:23: «Porque la paga del pecado es muerte.»). Según se argumenta, así<br />

como la muerte provoca la descomposición del cuerpo, así también aniquila el alma pecadora; en<br />

base a esta postura, la doctrina de la inmortalidad del alma, lejos de ser bíblica, se basaría en las<br />

doctrinas paganas, especialmente las griegas. Para los condicionalistas, nuestra inmortalidad está<br />

totalmente sometida a la condición de la fe: el hombre, mortal por naturaleza, es solamente un<br />

candidato a la inmortalidad, y su «inmortalización» sería la meta de la redención. La existencia<br />

de los pecadores, prolongada más allá de la tumba, sería sólo transitoria, y llegaría finalmente a<br />

su extinción. (Véase CASTIGO ETERNO.)<br />

Es cierto que los griegos, con Platón de manera particular, creían en la supervivencia del alma,<br />

pero de manera bien diferente a la indicada en las Escrituras. Para ellos el alma ya existía antes<br />

de la concepción, siendo de esencia divina e inmortal. Al incorporarse a un cuerpo, quedaba<br />

encarcelada, y la «salvación» viene a ser para ella su liberación de la corporalidad. Si el alma ha<br />

quedado totalmente purificada, vivirá sin cuerpo por toda la eternidad. Es evidente que tales<br />

teorías constituyen una negación de la noción bíblica de la resurrección del cuerpo, ligada a la<br />

regeneración del alma, que no es ni divina ni preexistente antes del inicio de la vida humana.<br />

B. La enseñanza de las Escrituras.<br />

Dios sólo posee la inmortalidad, de la misma manera que sólo en Él está «la vida», la fuente<br />

única de toda existencia (Jn. 1:4; 14:6; Hch. 17:28). Pablo no dice que solamente Él es inmortal.<br />

Posee esta inmortalidad, y la otorga como un don a las criaturas hechas a su imagen (Gn. 1:27).<br />

Los textos bíblicos afirman de una manera evidente lo siguiente:<br />

(A) Hay otra vida en el otro mundo para los justos e injustos. Según Jesús, los patriarcas<br />

desaparecidos ya durante tanto tiempo seguían vivos (Lc. 20:37-38). Los injustos continúan<br />

existiendo en la morada de los muertos (Is. 14:9-10; Ez. 32:21-32). El término usado en Ez. 18:4<br />

se clarifica si se lee toda la frase: «He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre,<br />

así el alma del hijo es mía; el alma que pecare [es decir, la persona que peque, aquella que sea<br />

culpable], ésa morirá.» Este texto, así, no indica en absoluto una aniquilación del pecador en el<br />

otro mundo. Cristo enseña que los no arrepentidos, a su partida de la esfera terrenal, se hallan<br />

plenamente conscientes en un lugar de tormentos (Lc. 16:19-31).<br />

(B) La existencia más allá de la muerte física no tendrá fin, ni para salvos ni para perdidos.<br />

Naturalmente, la vida eterna de los elegidos no tendrá fin, pero el castigo de los réprobos tendrá<br />

la misma duración (Dn. 12:2; Mt. 25:46; Ap. 14:10-11; 20:10).

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