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Diccionario_Biblico

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ignora totalmente la enseñanza de las Escrituras acerca de la esencia y de la terrible gravedad del<br />

pecado: solamente es considerada como un bien disimulado o imperfecto.<br />

Los críticos creen que nuestro relato está inspirado en una fuente babilónica, y que tiene su<br />

paralelo en el «Mito de Adapa». Ea, el creador del hombre, advierte a su hijo Adapa que no tome<br />

ni el alimento ni la bebida que le ofrecen los dioses del cielo de Anu:<br />

«Alimentos de muerte te ofrecerán: no los comerás.<br />

Te presentarán para bebida el agua de la muerte: no la beberás.<br />

Te mostrarán un vestido: ¡póntelo!<br />

Ante ti pondrán aceite: ¡úngete!<br />

No te olvides del mandamiento que te he dado.<br />

Retén con firmeza la palabra que te he dicho.»<br />

Sucedió después que los dioses le ofrecieron los alimentos y la bebida de la inmortalidad, pero<br />

Adapa obedeció a su padre y, por ello, perdió la vida eterna.<br />

Uno se sorprende que se haya podido ver a este relato como la fuente de Gn. 3. En toda la<br />

literatura babilónica no se halla el concepto de caída: es totalmente contraria a todo su sistema de<br />

burdo politeísmo. Según la Biblia, el hombre ha sido creado a imagen de un Dios único y santo.<br />

Los babilonios, como también los griegos, los romanos y muchos otros pueblos y naciones, se<br />

han hecho sus dioses, buenos y malos, a imagen del hombre. Estas divinidades se odian entre sí,<br />

se golpean, se hacen la guerra y se matan entre ellas: ¿Cómo se les podría jamás atribuir la<br />

formación de seres moralmente perfectos? Un hombre salido de manos de ellos hubiera tenido<br />

una naturaleza necesariamente tan corrompida como la de ellos. No hubiera podido conocer<br />

ninguna caída, puesto que en el pensamiento pagano no había conocido ningún estado de<br />

inocencia del cual hubiera podido caer. La leyenda de Adapa habla ciertamente de alimentos de<br />

vida, como Gn. 3:2 menciona el árbol de la vida. Pero aquí acaba todo parecido. Adapa pierde la<br />

vida eterna no debido a que su orgullo lo hubiera llevado a la desobediencia, como sucedió con<br />

Adán, sino porque obedece a Ea su creador, ¡que le engaña! De una historia así no podemos<br />

llegar a saber nada del origen del pecado, ni de su remedio, y no tiene nada que ver con el relato<br />

inspirado por Dios en Génesis 3 .<br />

168<br />

Bibliografía:<br />

Custance, A. C.: «The Fall Was Down» (Doorway Papers, Ottawa 1967);<br />

Chafer, L. S.: «Teología Sistemática» (Publicaciones Españolas, Dalton, Ga. 1974);<br />

Lacueva, F.: «El Hombre: Su grandeza y su miseria» (Clíe, Terrassa 1976).<br />

nom, CAIFÁS<br />

tip, BIOG SACE HOMB HONT<br />

vet,<br />

= «depresión».<br />

José Caifás fue designado sumo sacerdote por el gobernador Valerio Grato en el año 18 d.C., y<br />

permaneció en este cargo hasta el año 36 d.C., cuando fue depuesto por el procónsul Vitelio. Fue<br />

él quien pronunció las proféticas palabras de que más valía que un hombre muriera por toda la<br />

nación, que no que pereciera la nación entera, pero sin darse cuenta del verdadero significado de<br />

sus palabras (Jn. 11:50, 51). Presidió el juicio del Señor Jesús (Mt. 26:3, 57; Lc. 3:2; Jn. 11:49;<br />

18:13, 28), y estaba presente cuando Pedro y Juan comparecieron ante el Sanedrín (Hch. 4:6).

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