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Diccionario_Biblico

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del Templo (2 Cr. 5:12), en la purificación del Templo hecha por Ezequías (2 Cr. 29:14), en la<br />

Pascua celebrada por Josías (2 Cr. 35:15) y después de la cautividad (Neh. 11:17). El nombre de<br />

uno de ellos aparece en el título de los Sal. 39, 62 y 77. Probablemente es el mismo Etán que se<br />

menciona en el mismo libro (1 Cr. 15:17).<br />

604<br />

nom, JEFTÉ<br />

tip, BIOG HOMB HOAT JUEZ<br />

vet,<br />

= «él abrirá, liberará».<br />

Este hombre era galaadita en dos sentidos: su padre se llamaba Galaad, y Jefté pasó su juventud<br />

en Galaad. Sus hermanos, nacidos de la esposa legítima de su padre, echaron de casa a Jefté,<br />

porque era hijo ilegítimo (Jue. 11:1-3). Se resintió profundamente de este comportamiento.<br />

Muchos años más tarde, acusó a los ancianos de Galaad, entre los cuales quizá se hallaban<br />

algunos de sus hermanos, de haberle aborrecido (Jue. 11:7).<br />

Jefté huyó al país de Tob, donde se dedicó a la caza para vivir. Su valor se hizo proverbial, y<br />

llegó a ser jefe de una banda. Sería una falsedad presentarlo como bandolero fuera de la ley,<br />

puesto que Jefté no carecía de sentido moral, ni expediciones injustificadas. Tenía reverencia<br />

hacia Dios, y así enseñó a su hija.<br />

En la época de la expulsión de Jefté, los amonitas invadieron el territorio de Israel al este del<br />

Jordán, y se mantuvieron en él durante 18 años. En su angustia, los ancianos de Galaad se vieron<br />

en el extremo de tener que implorar el retorno de aquel mismo hombre que habían expulsado, y<br />

de suplicarle además que fuera su caudillo y libertador. Al ponerse a la cabeza de los galaaditas,<br />

Jefté informó a los efrainitas, su tribu vecina, del apuro de Galaad, y los exhortó a que<br />

socorrieran a sus hermanos, pero sin resultado alguno. Pidió también al rey de los amonitas la<br />

razón de su hostilidad. Su respuesta demostró que los israelitas no tenían otro remedio que<br />

recurrir a las armas. La victoria era incierta desde el punto de vista humano. Jefté hizo entonces<br />

un imprudente voto de ofrecer en holocausto a cualquiera que saliera a recibirle de su casa, si el<br />

Señor entregaba en sus manos a sus enemigos. Al volver de la derrota de los amonitas, Jefté fue<br />

recibido con panderos y danzas por su hija única. Quedó profundamente afectado, pero no<br />

cambió su voto. Es probable que fuera sacrificada. Sin embargo, la Ley prohibía con tanta<br />

firmeza estos sacrificios (Dt. 12:31; 18:10; cf. 2 R. 3:27) que se puede estar seguro que en tal<br />

caso Jefté no cumplió en esto la voluntad de Dios.<br />

Añadamos que, según numerosos exegetas, pudo haberla redimido con plata (Lv. 27:1-8; Dt.<br />

18:9-12) y consagrado a un celibato perpetuo. Las hijas de Israel adoptaron la costumbre de<br />

lamentar cuatro días al año su triste suerte. Aunque no hubiera sido sacrificada, la virginidad<br />

perpetua sería una inmensa tragedia para una israelita (cf. Gn. 30:1; 1 S. 1:5, 6, etc.).<br />

Estalló entonces un conflicto entre Jefté y los efrainitas que con su soberbia característica se<br />

quejaron de no haber sido convocados por Jefté contra Amón (cf. Jue. 8:1-3). Jefté rebatió sus<br />

acusaciones, y los derrotó en batalla, haciendo una gran matanza de ellos (Jue. 12:4-6). Jefté fue<br />

juez de Israel durante seis años, y fue sepultado en una de las ciudades de Galaad (Jue. 12:7).<br />

Samuel hace mención de él para demostrar que el Señor había cumplido Su promesa de suscitar<br />

liberadores cuando Israel se hallase oprimido (1 S. 12:11). En la epístola a los Hebreos se halla<br />

Jefté entre lo héroes de la fe (He. 11:32).<br />

nom, JEHOVÁ<br />

tip, TITU

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