28.02.2018 Views

Diccionario_Biblico

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pablo, que no fue liberado de su aguijón en la carne (2 Co. 12:7-9);<br />

Timoteo, que sufría constantemente del estómago (1 Ti. 5:23);<br />

Trófimo, que fue dejado enfermo por Pablo en Mileto (2 Ti. 4:20).<br />

355<br />

(b) La sanidad en la Iglesia primitiva.<br />

Cristo, evidentemente, tenía el poder de sanar al enfermo que fuera, y los Evangelios informan<br />

de 26 casos de curaciones individuales, y da 10 ejemplos de curaciones colectivas; en 7<br />

ocasiones, se da la precisión de que Jesús sanó a todos los enfermos (Mt. 8:16; 9:35; 12:15;<br />

14:36; Lc. 4:40; 6:18-19; 9:11). A los apóstoles, les dio el poder de sanar toda enfermedad y toda<br />

dolencia, ordenándoles también resucitar a los muertos, y limpiar a los leprosos (Mt. 10:1, 8).<br />

Los apóstoles, así, también llevaron a cabo milagros señalados (cp. Hch. 5:15; 9:40; 19:11-12;<br />

20:9-12), que eran indispensables para acreditar el Evangelio y la naciente Iglesia; por su<br />

ministerio, a semejanza del de Cristo, todos eran sanados (Hch. 5:16). Aquí podemos constatar<br />

que este don absoluto de sanidad manifestado en los Evangelios y en Hechos no tiene lugar en la<br />

actualidad. No hemos visto ni conocido a nadie en nuestro tiempo que dé sanidad a «todos» los<br />

enfermos que vayan a él (sin hablar de resurrecciones y de curaciones de leprosos). Señalemos<br />

también que todas las curaciones bíblicas son instantáneas (incluyendo la de Mr. 8:22-25, que<br />

tuvo lugar en dos etapas bien definidas), en tanto que en la actualidad muchos de los enfermos se<br />

hacen imponer las manos durante mucho tiempo, o periódicamente, con la esperanza de una<br />

mejora de su caso. Mucho se habla de los milagros de Lourdes; sin embargo, las estadísticas<br />

indican que de 1939 a 1950 ha habido solamente 15 curaciones, o sea alrededor de 1 por año y<br />

por millón de peregrinos.<br />

(c) La sanidad en la actualidad.<br />

Ningún cristiano duda que Dios pueda sanar hoy como en el pasado. La cuestión es saber en base<br />

al NT si es su voluntad, y cómo. ¿Qué debe hacer el cristiano en caso de enfermedad? Santiago<br />

da una clara respuesta acerca de este tema (Stg. 5:14-16). El enfermo es llamado a que se<br />

examine a sí mismo para discernir el sentido de la prueba, y a confesar todo pecado que le<br />

muestre el Espíritu Santo (cp. 1 Co. 11:30-31); tiene que llamar a los ancianos de la iglesia, ya<br />

que su sufrimiento es el sufrimiento de toda la comunidad (1 Co. 12:26), y se dan promesas<br />

especiales a la intercesión en común (Tit. 18:19; cp. Gá. 6:3). Los antiguos practicaban la unción<br />

con aceite, bien que esto no sea una ley, y que Dios pueda sanar sin ella. Es «la oración de fe» la<br />

que sanará al enfermo. ¿En qué consiste esta última? Nos parece, en base a 1 Jn. 5:14-15, que se<br />

basa en la búsqueda y certidumbre de la voluntad precisa de Dios acerca del caso en cuestión.<br />

Está claro que antes de la resurrección los enfermos no serán siempre sanados, y que deberán<br />

pasar por la muerte, a no ser que vivan en la época del arrebatamiento. Por tanto, Dios nos ha<br />

prometido revelar su voluntad, y nosotros podemos buscar saberla con plena confianza (Ro.<br />

12:2; Is. 30:21). Esta voluntad se puede manifestar de tres maneras:<br />

(A) Dios puede dar la certidumbre de la curación (cp. Jn. 4:50; Mt. 8:13); la oración viene a ser<br />

de fe, que no duda de la voluntad divina (Mr. 1:40-41).<br />

(B) El Señor permite que la prueba persista, como sucedió con Pablo (2 Co. 12:7-10); pero<br />

entonces da un auxilio sobrenatural para soportarla y para transformarla en una victoria<br />

espiritual.<br />

(C) Dios hace comprender que ha llegado la hora de la partida (Gn. 48:1, 21; Jos. 23:2, 14; 2 R.<br />

13:14; 20:1). Es cierto que Ezequías consiguió un aplazamiento de 15 años, pero fue en el curso<br />

de este período que cayó en la soberbia y que engendró al impío Manasés (2 Cr. 32:24-25; 2 R.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!